Sánchez exhibe el respaldo de González en la crisis por la renovación del CGPJ

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Pedro Sánchez junto al exsecretario general socialista Felipe González, durante su participación este sábado en Sevilla en un acto para conmemorar el 40 aniversario de la victoria electoral del PSOE en el 1982.
Pedro Sánchez junto al exsecretario general socialista Felipe González, durante su participación este sábado en Sevilla en un acto para conmemorar el 40 aniversario de la victoria electoral del PSOE en el 1982. Julio Muñoz | EFE

El expresidente del Gobierno dice que no se puede condicionar el cumplimiento de la ley

30 oct 2022 . Actualizado a las 14:43 h.

 No todo fueron halagos al Gobierno por parte de Felipe González en la intervención que este sábado protagonizó en Sevilla durante el homenaje organizado por el PSOE para celebrar los 40 años de su rotunda victoria en 1982. Ni mucho menos. Pero el expresidente del Gobierno sí mostró un claro respaldo a Pedro Sánchez en un asunto crucial: el reproche al PP por haber dinamitado la negociación para renovar de una vez por todas, tras cuatro años de tira y afloja, el Consejo General del Poder Judicial.

«Tenemos que recordar que lo que nos identifica como país —advirtió— es el paquete de ciudadanía, derechos y obligaciones para todos por igual. Si a alguien no le gusta una ley tiene derecho a cambiarla, lo que no tiene derecho es a incumplirla».

El mensaje a Alberto Núñez Feijoo fue sutil. González no se dirigió a él directamente ni dedicó demasiadas palabras al asunto dentro de un discurso que, por lo demás, y pese a ser él la estrella invitada, fue relativamente breve, mucho más que el del jefe del Ejecutivo. Pero si alguien tenía dudas de lo que había querido decir, el propio Sánchez se encargó de disiparlas al ensalzar después su principal argumento. «Es fácil de entender: primero, se cumple la ley, pero no primero me la salto o la condiciono a no sé qué cosa. Eso —había esgrimido el veterano socialista— no sirve para estabilizar la democracia ni mejorar la convivencia».

Las palabras de quien es hoy una figura política reconocida tanto por buena parte de la izquierda como de la derecha tienen un valor singular. Desde el principal partido de la oposición se ha alentado la idea de que una parte del PSOE, los barones y la vieja guardia, simpatizan con su negativa a pactar la renovación del órgano de gobierno de los jueces mientras Sánchez mantenga la intención de reformar el Código Penal para rebajar las penas del delito de sedición.

Le guste o no esa reforma legal, González rechazó que los planes del Gobierno puedan utilizarse como argumento válido para ignorar un mandato constitucional y para prolongar un bloqueo que está teniendo consecuencias graves en la Administración de la Justicia. La intervención del expresidente socialista no servirá para que el PP se mueva un milímetro de su postura, pero ayuda al PSOE en su estrategia electoral. En el Gobierno se preparan ya para enfrentarse, de aquí a los comicios de mayo y, después, a las generales de fin de año, a una lucha sin cuartel con los populares. Y están decididos a hacer todo lo posible por que el portazo en un asunto que afecta al tercer poder del Estado pase factura a la imagen de líder sensato y moderado con la Feijoo llegó a la política nacional el pasado mes de abril, tras la destitución como líder del PP de Pablo Casado. «Que desde partidos políticos se incumpla sin pudor alguno con la Constitución es la derrota de la moderación y el triunfo del extremismo, porque deteriora nuestra democracia y la convivencia» argumentó Sánchez. «No es nuestro caso; la defensa y el cumplimiento íntegro de la Constitución es nuestra obligación y también nuestra elección», prosiguió con una referencia a su apoyo a la aplicación del artículo 155 en Cataluña por parte del Ejecutivo de Mariano Rajoy.

La ausencia de Guerra y de los barones desluce el acto

El debate político de la semana sirvió al presidente del Gobierno y a la dirección del PSOE para desviar el foco de algo que en otro momento habría podido aguarle la fiesta: lo deslucido de un acto presentado inicialmente como una ocasión para entregarse al orgullo de pertenecer a un partido histórico que ha gobernado y ayudado a transformar España. Los reproches vertidos por el exvicepresidente Alfonso Guerra, que el pasado martes se quejó de no haber sido siquiera invitado al evento, destaparon esta semana el malestar de otros miembros del partido que consideran que, pese a su enunciado, el acto fue concebido exclusivamente a mayor gloria del propio Sánchez.

En Ferraz rechazan que fuera ese sentimiento el que explica la ausencia de la mayor parte de los barones, a excepción del extremeño, Guillermo Fernández-Vara, que forma parte de la ejecutiva, y del secretario general del PSOE andaluz. Dicen que el acto iba a haberse celebrado en Madrid y que la decisión de cambiarlo, por deseo del propio González, hizo imposible para muchos dirigentes acercarse.

Fuentes cercanas al expresidente, sin embargo, ya habían advertido de que él también estaba «dolido» por cómo se habían hecho las cosas con Guerra y con otros representantes del socialismo del 82 y que algo diría durante su intervención este sábado. Así fue. «Conmemorar es traer a la memoria. Recordar es hacerlo con el corazón. Y yo trato de buscar [aquí], y lamento no conseguirlo, a este personaje singular que levantaba mi mano en la ventana del Palace, que era Alfonso Guerra», dijo.

Algunos dirigentes territoriales explican que fue «indiferencia» más que enfado lo que generó la manera de Ferraz de organizar lo que, por otro lado, fue un gran mitin ante más de 3.000 personas,. A falta de secretarios generales de federaciones y de otros rostros reconocibles, hubo desembarco de ministros. Hasta nueve. También estuvieron algunos miembros del gabinete de González como José Barrionuevo y José Luis Corcuera, y los expresidentes de Andalucía José Rodríguez de la Borbolla y Susana Díaz. José Luis Rodríguez Zapatero, a quien el expresidente no ahorró un discreto zarpazo, cubrió su ausencia con un vídeo.