Pablo Casado, tres años de bandazos

ESPAÑA

Pablo Casado, el pasado 17 de julio en el congreso del PP de Galicia
Pablo Casado, el pasado 17 de julio en el congreso del PP de Galicia PACO RODRÍGUEZ

Los politólogos destacan su liderazgo de perfil bajo frente a la fortaleza de los barones, pero el hundimiento de Cs y la victoria de Ayuso lo impulsan

24 jul 2021 . Actualizado a las 09:54 h.

Pablo Casado ha cumplido tres años como presidente del PP. En este tiempo ha perdido dos elecciones generales, pero algunas encuestas sitúan ahora a los populares como primera fuerza política tras el hundimiento de Ciudadanos y la victoria arrolladora de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Los politólogos destacan los bandazos ideológicos que ha protagonizado.

 VALORACIÓN

Liderazgo de perfil bajo. «No ha sabido crear una imagen propia, se ha dedicado a pivotar entre lo radical y lo moderado, cambiando continuamente de estrategia política», asegura José Rama. En su opinión, «su liderazgo es de perfil bajo y, en gran medida, ha podido beneficiarse de los resultados electorales en Andalucía, Madrid, Castilla y León y Murcia». «La debilidad del PP y su necesidad de llegar a acuerdos con Vox hacen del discurso de Casado un continuo ir y venir, abrazando, a veces, las excentricidades nativistas de los de Abascal y, en otras ocasiones, desprestigiando o ridiculizando sus sinsentidos euroescépticos, antifeministas y antiinmigración», concluye. 

PUNTOS FUERTES

Renovación, acuerdos y nuevos líderes. Para Carlos Barrera, «su principal punto fuerte es que ha podido, y más o menos sabido, diferenciarse generacionalmente del PP de antaño: algo necesario para la renovación del partido y de su imagen de cara a competir electoralmente sin que le puedan echar en cara cuestiones del pasado con las que él nada o casi nada tuvo que ver». También «ha tenido acierto en promocionar a otros líderes internos, antes casi ignotos, como Ayuso y Almeida, que suman al conjunto y hacen crecer la credibilidad del partido con gestiones de gobierno como muestras». Cristina Monge destaca tres puntos fuertes como líder del partido: 1) «ha conseguido que en el PP no haya más escisiones»; 2) «ha sido capaz de articular acuerdos de gobierno diferentes con Ciudadanos y apoyo de Vox»; y 3) «la victoria de Madrid al elegir como candidata a Isabel Díaz Ayuso». 

PUNTOS DÉBILES

Bandazos ideológicos. «Como principal punto débil, la falta clara de dirección política y estratégica que le ha llevado a manejar registros diversos, de mayor o menor radicalidad [por la amenaza de Vox] o moderación para captar el voto de centro, según las circunstancias y las coyunturas, lo que suscita en ocasiones cierta desconfianza hacia su proyecto», sostiene Barrera. 

Los tres puntos débiles que enumera Monge son: 1) «los bandazos ideológicos que va dando, tan pronto se distancia claramente de Vox en la moción de censura como de repente se alinea con él en temas estratégicos»; 2) «no consigue despegarse de los escándalos de corrupción, aunque están más asociados a anteriores direcciones»; y 3) «su liderazgo interno no tiene la fortaleza que se necesita en un momento como este para plantear una alternativa clara de gobierno; de hecho, los sondeos muestran que es un líder poco valorado entre el electorado del PP y entre los de Vox y Cs».

«Tiene pocos puntos fuertes y, en lugar de haber significado un PP ideológicamente continuista con el de Mariano Rajoy, que fue capaz de conseguir la segunda mayoría absoluta más grande de la historia de la España democrática, se ha situado en una posición equidistante entre Cs y Vox, lo que ha terminado por dejar al PP sin identidad propia», señala Rama. «Hoy, Casado está en medio de querer ser Feijoo o Ayuso, y cuando uno no tiene claro qué quiere ser, pocas aptitudes tiene para ser capitán del barco», opina.

 líder de la oposición

Trazo muy grueso e involución. Para Monge, la oposición que está haciendo «es de trazo muy grueso, empezó diciendo que el Gobierno no era legítimo y sigue en lo mismo, ahora afirma que está acabado y pide que haya elecciones en una operación que recuerda mucho el ‘váyase señor González». La politóloga cree que «hay una involución del PP en términos democráticos clarísima, que viene marcada por la competencia con Vox». Y destaca las declaraciones de Casado sobre la Guerra Civil o que callara cuando Ignacio Camuñas dijo que no hubo un golpe de Estado en 1936, «cuando en el 2002 el PP apoyó una declaración en el Congreso condenándolo, en la que hacía un reconocimiento moral a las víctimas de la represión de la dictadura y se prometían ayudas para reabrir las fosas comunes». 

Afianzar su imagen presidenciable 

«Todos los presidentes de Gobierno anteriores (González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Sánchez) tuvieron que pasar momentos complicados para afianzar su liderazgo en la oposición», explica Barrera. «Es algo que forja personalidades luego más marcadas y con confianza en sí mismos», añade. «Casado va por ese camino, tiene ahora la ventaja de contar con casi dos años sin, parece, elecciones importantes, en los que intentará aprovechar la inevitable erosión del Gobierno de coalición de izquierdas y presentar su candidatura afianzando su imagen presidenciable», señala. «No se lo pondrán fácil, pero al menos ahora se perciben aires de cambio en la atmósfera política que hasta hace poco no existían», concluye. 

Tiempo eterno

«Las próximas elecciones serán cruciales para saber del futuro de Casado y, si se me permite, también para saber a qué quiere jugar el segundo partido de España», afirma Rama. Según Monge, es difícil pronosticar cómo evolucionará el liderazgo de Casado de aquí a las elecciones de dentro de dos años y medio, porque en política «es un tiempo eterno». Resalta que el PP haya organizado una convención en lugar del congreso que tocaba en octubre, pero en todo caso se podrá ver «el grado de cohesión en torno a su figura o si hay contestación». Recuerda que «cuando Casado tomó las riendas del partido la percepción es que tocaba una travesía en el desierto y muchos líderes que se podían haber planteado dar un paso al frente prefirieron no hacerlo; en los próximos meses habrá que ver si están en disposición de dar la batalla u optan por quedarse en sus territorios».