O sea, que depende

ESPAÑA

Oriol Junqueras, este miércoles, tras salir de la prisión de Lledoners
Oriol Junqueras, este miércoles, tras salir de la prisión de Lledoners KIKE RINCÓN - EUROPA PRESS

24 jun 2021 . Actualizado a las 08:53 h.

Hasta donde sabemos, Gabriel Rufián no es de Boimorto ni de sus proximidades. Hasta donde sabemos también, Pedro Sánchez no es de ninguno de los nueve Mosteiro que hay en Galicia. Sin embargo, este miércoles tuvieron una conversación en la sesión de control que lo parecían. Preguntó Rufián al presidente: «¿Qué piensa hacer usted después de los indultos?» Y respondió el presidente: «¿Y que piensa hacer Esquerra Republicana?» El debatillo siguió los tres minutos que ordena el reglamento, pero ni uno reveló qué piensa hacer él, ni el otro aclaró cuál es su proyecto. El resumen de la leve contienda que se le ocurre a este cronista tiene también una versión corta («Depende») y otra larga que creo que se aproxima bastante a la realidad de la cuestión catalana: «por una parte ya ves y por otra qué quieres que te cuente».

Ninguno de los dos protagonistas de esta modesta, pero ilustrativa historia sabe lo que su Gobierno o su partido va a hacer. No parece que haya una hoja de ruta, al menos confesable ante el Parlamento. Hay una idea genérica, unos encuentros bilaterales como episodios de la guerra fría, un apalabrado retorno a la mesa de diálogo, un propósito de hablar de todo sin censurar ni prohibir de entrada ningún tema (o sea que se va a hablar del referendo), un campo minado y un horizonte donde el señor Sánchez ha situado la felicidad y la grandeza histórica identificables con tres palabras que se han vuelto mágicas en la boca del poder: utilidad, concordia, convivencia.

El resto bien podría ser un «Dios proveerá». Si la señora portavoz del Gobierno asegura con firmeza —impostada o no, tampoco lo sabemos— que jamás habrá un referendo, no parece que haya mucho que hablar con los independentistas que lo reclaman millones de veces por segundo. Si el señor presidente asienta su proyecto en la unidad, la legalidad y el pacto constitucional, la idea de la independencia se podrá mantener, que Aragonés dijo que los indultados vienen «con la voluntad reforzada de construir la república», pero nunca podrá salir de una mesa de diálogo en la que esté el Gobierno de España... si sigue pensando lo mismo. O sea, que nos tenemos que fiar de las palabras porque de algo hay que fiarse, pero sin argumentos que justifiquen esa confianza.

Mientras, los indultados salieron en libertad con su pancarta en inglés y su público entregado. Y ocurrió lo previsto: presentaron su salida como una derrota del Estado y anunciaron la continuidad de su lucha: «No hay indulto —dijo Jordi Cuixart— que haga callar al pueblo de Cataluña». Solo hay dos detalles en los discursos de los liberados para corregir y para anotar. El detalle para corregir es que no ha sido la lucha ciudadana la que les dio la libertad. Se la dio un señor llamado Pedro Sánchez. Quede claro para la historia. Y el detalle para anotar, que no escuché lo de «lo volveremos a hacer».