Las revelaciones de la Kitchen desarman la línea de defensa de Fernández Díaz

mateo balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

SERGIO PEREZ

Nuevos indicios desmienten que el exministro no conociera el plan de espionaje a Bárcenas

21 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«A Villarejo lo he visto dos veces y he hablado con él dos minutos» (septiembre del 2016); «Sobre la operación Kitchen me estoy enterando ahora. Salvo que se me demuestre lo contrario, me costaría creer que es cierto» (junio del 2019); «No tenía interés particular ni nadie me había solicitado ni comunicado cómo se llamaba o si tenía chófer Bárcenas. Tenía preocupaciones más importantes» (noviembre del 2020).

En estos más de cuatro años desde que apareciera el nombre de José Manuel Villarejo en el caso del pequeño Nicolás —y luego en la operación Kitchen tras su detención en noviembre del 2017—, Jorge Fernández Díaz ha venido manteniendo que desconocía el dispositivo de espionaje a Luis Bárcenas para recuperar documentos sensibles en su poder sobre dirigentes del PP. El ministro del Interior entre el 2011 y el 2016 está investigado en esta pieza del caso Villarejo desde septiembre pasado. El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón le atribuye una «participación directa» en el plan y actuando por delegación de este, «al parecer», estaría el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez.

Desde que conoció su imputación, Fernández Díaz ha centrado su defensa en desvirtuar los mensajes de móvil que le incriminan, remitidos supuestamente a Martínez en pleno operativo en el 2013. Se trata de unos SMS en los que se hablan, entre otros, del chófer de Bárcenas y en los que el ministro le pedía a su número dos total coordinación y medios porque debían «conseguir esa información».

Sin embargo, las versiones contrapuestas de ambos encausados llevó al juez a celebrar un áspero careo para aclarar quién decía la verdad. «Los SMS son falsos, están manipulados», reiteró el exministro. La siguiente batalla sobre la veracidad de estos textos la juegan los peritos. Precisamente, el 14 de julio está citado un experto contratado por la defensa de Fernández Díaz para explicar un informe que desvirtúa estos mensajes.

Archivo de la causa

En definitiva, el que fuera hombre fuerte del Gobierno de Mariano Rajoy estaba convencido de su archivo si la instrucción marcaba un cortafuegos entre él y su secretario de Estado. Un escudo que impidiera, además, que la causa salpicara de lleno a la dirección del PP en el 2013. Sin embargo, esta estrategia ha saltado por los aires con las nuevas revelaciones de la Kitchen, una vez que se ha levantado el secreto de las actuaciones que permanecían secretas.

A la imputación de María Dolores de Cospedal a principios de junio se sumaron varios reveses para Fernández Díaz. Al menos cuatro nuevos indicios reforzarían su implicación en este operativo «ilegal», según el juez, que lo enmarca en delitos de cohecho, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos.

En primer lugar están las agendas de Villarejo incautadas en octubre. Anotaciones del comisario que han permitido dibujar un «cronograma temporal» de los incidentes «más relevantes» y que certificarían el desempeño de los máximos responsables de Interior. En segundo lugar están las declaraciones de Villarejo y del comisario Enrique García Castaño en la comisión de investigación del Congreso. Ambos señalaron a Fernández Díaz como la persona que les hizo este encargo. En tercer término aparece la declaración como investigado de Sergio Ríos, chófer de Bárcenas. Este aseguró que los citados comisarios le dijeron que «despachaban en numerosas ocasiones» con el ministro sobre las novedades del operativo, y que una vez, incluso, llevó a Villarejo al ministerio y «entró del tirón», sin identificarse. Por último, la testifical del inspector Manuel Morocho. El investigador principal de Gürtel reveló la semana pasada al juez que Fernández Díaz también estaría al tanto de las «presiones» para tapar la causa de la caja B en el PP.