ERC exige a Sánchez que retome la mesa de diálogo antes de hablar de presupuestos

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, advirtió a Sánchez de que no puede esconderse más y creer que el tiempo resolverá el desafío independentista
El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, advirtió a Sánchez de que no puede esconderse más y creer que el tiempo resolverá el desafío independentista Enric Fontcuberta | EFE

Ciudadanos ve difícil el acuerdo transversal e insta al PP a negociar con el Gobierno

30 jun 2020 . Actualizado a las 08:49 h.

«La mesa de negociación es imprescindible. Hace falta fijar una fecha con urgencia y especialmente acordar el orden del día. No hay excusa que valga». El juego a dos barajas de Pedro Sánchez con ERC y Ciudadanos en la negociación de los presupuestos impacienta a los republicanos catalanes que, presionados por el ambiente preelectoral en Cataluña, instan al Gobierno a escoger socio y cumplir el compromiso de reabrir la mesa bilateral sobre el «conflicto catalán» que asumió a cambio de su abstención en la investidura. El líder de ERC, Oriol Junqueras, y el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, advirtieron ayer a Sánchez de que no puede «esconderse más y creer que el tiempo -o cualquier otra argucia- resolverá el conflicto».

En un artículo firmado por ambos en La Vanguardia, los dos dirigentes independentistas envían este ultimátum al presidente del Gobierno y exponen ya su primera condición para apoyar los presupuestos: 30.000 millones de euros para Cataluña de los fondos europeos destinados a paliar la crisis del covid-19. ERC es consciente de que la mesa de negociación es la clave que puede romper el actual clima de entendimiento entre el PSOE y Cs. Y, por ello, exige que se forme en plena negociación de las cuentas públicas. El partido naranja admite su voluntad de pactar los presupuestos con el Gobierno y no pone líneas rojas. Pero la portavoz de su ejecutiva, Melisa Rodríguez, reconoció ayer que el acuerdo será muy difícil si el Gobierno retoma la «mesa de la infamia» y concede «privilegios a los presos» del procés

Illa sitúa la mesa en mitad de julio

El Gobierno no quiere romper ninguna de las dos cuerdas. Ayer, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, figura clave en la negociación con ERC, situó la reapertura de la mesa en la segunda quincena de julio. Recordó que el propio Sánchez ya dijo que no veía «inconveniente» en ello, aunque precisó que solo se hará «si se dan las condiciones para que funcione». La impaciencia aumenta en ERC por los mensajes contradictorios que llegan desde la Moncloa. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, abogó ayer por posponer la reapertura de la negociación hasta después de las elecciones catalanas. «La mesa de diálogo tiene que servir para corregir un problema estructural y estaría bien que debatiera soluciones sin estar mirando con el rabillo del ojo las encuestas electorales», señaló. Y tampoco ayudan a tranquilizar a los republicanos catalanes declaraciones como las del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien abogó ayer por un acuerdo «transversal» para los presupuestos del 2021. Es decir, contando con ERC y también con Cs. Algo muy poco probable, y más cuando lo que pretende el partido de Inés Arrimadas es arrastrar al PP a entrar en el pacto. «Si quieren unos presupuestos para todos los españoles que no dependan de Bildu y de ERC, tendrían que plantearse el discurso que están llevando a cabo», dijo ayer Melisa Rodríguez en referencia a la posición de los populares, que de momento excluye un acuerdo en los presupuestos.

En el PP se insiste pese a todo en que la «mano está tendida» para alcanzar acuerdos. Su secretario de comunicación, Pablo Montesinos, aseguró que siempre han cogido «la llamada del Gobierno de España», pero precisó que «nunca» van a estar a favor «de la subida de impuestos» y reveló que Sánchez lleva dos meses sin contactar con Pablo Casado, lo que consideró como una «anormalidad política».

Los partidos encaran una semana clave para los acuerdos en la Comisión para la Reconstrucción y las cuentas públicas 

G. B.

La política española afronta una semana clave para tratar de forjar los consensos necesarios para hacer frente a la crisis provocada por el covid-19. Tras concluir ayer el plazo de presentación de enmiendas, esta semana se debatirán en la Comisión para la Reconstrucción del Congreso las presentadas por cada partido en los cuatro grupos de trabajo creados y se votarán definitivamente el viernes. Tras ello, el dictamen final será sometido a votación en el pleno del Parlamento. Se da casi por hecho que puede haber acuerdo de los partidos del Gobierno con el PP en materia sanitaria. Y se cree posible el pacto para fijar una posición común ante la Unión Europea. Mucho más improbable es el consenso en materia económica y en política social, en las que las posiciones están alejadas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, considera clave llegar a la negociación en Bruselas sobre el Fondo de Reconstrucción con el máximo apoyo posible en España. Y en aras del acuerdo, forzó la retirada de planteamientos de Unidas Podemos como el impuesto a las grandes fortunas.

Pero también aquí puede haber fricciones entre los socios de investidura. El PNV ha presentado más de doscientas enmiendas a las conclusiones que habían redactado el PSOE y Unidas Podemos porque, a su juicio, muchas de ellas suponen una invasión de competencias autonómicas en materia sanitaria que ejecutan las comunidades. Según su propuesta, todas las medidas de carácter normativo que se aprueben en la comisión deberán limitarse «exclusivamente al ámbito competencial del Estado». Además, reclaman una «relajación temporal» de las políticas de estabilidad presupuestaria que permita a las entidades locales el uso de su superávit para poder realizar inversiones.

ERC, al igual que Más País, trata de presionar a Unidas Podemos exigiendo que el impuesto a las grandes fortunas se incluya en el acuerdo, tal y como planteaban los de Pablo Iglesias en un principio. Los republicanos catalanes proponen un gravamen del 3 % para rentas de más de un millón de euros y reducir el presupuesto de Defensa un 40 % en tres años. La posición de ERC en las votaciones puede ser clave para el devenir de la negociación de los presupuestos. Si los republicanos se apartan del consenso alegando la incompatibilidad con cualquier acuerdo que incluya al PP y a Ciudadanos, en el Gobierno empezarán a trabajar con la hipótesis de aprobar unas cuentas públicas con el PNV y los naranjas, pero ya sin ERC.