Los presos se quejan de sus condiciones en la cárcel para intentar retrasar el juicio del 1-O

M. S. P. MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Torrent visitó a los presos en Soto del Real
Torrent visitó a los presos en Soto del Real Fernando Villar | EFE

El Ministerio de Interior niega las acusaciones de los secesionistas

06 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Guerra en Soto del Real por el mensaje de los presos por el desafío secesionista. Los siete internos en la cárcel madrileña han puesto el grito en el cielo por la bienvenida que, dicen, les ha procurado Instituciones Penitenciarias. Según han relatado los encarcelados, los funcionarios les han quitado todas sus prendas amarillas, color elegido por los secesionistas para defender su causa y la libertad de los encarcelados. Y no solo eso, ahora piden que se retrase tres semanas el inicio del juicio, porque, sostienen, han perdido cuatro días preciosos sin sus ordenadores, donde estaban los documentos del proceso. Interior y los funcionarios niegan tajantemente tales acusaciones.

El presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, se convirtió este lunes en portavoz de esta particular cruzada tras visitar a los presos en Soto. «Todo lo que sonaba a amarillo se lo han quitado, decían que eran símbolos», afirmó Torrent, que sostuvo que los funcionarios les han retirado incluso fotos de familiares por posar con lazos amarillos.

Para entonces la guerra ya estaba declarada. No solo las prendas amarillas. Según los siete reclusos también les quitaron los ordenadores en los que almacenan los 60.000 folios del sumario, las televisiones, las revistas, la ropa de cama (particularmente los edredones), productos de higiene y los útiles de oficina. Y lo peor, les han recluido en celdas gélidas. «El frío es uno de nuestros peores enemigos; en Soto del Real, cerca de la Sierra de Guadarrama, solo hay calefacción dos horas al día. Las celdas son auténticos frigoríficos. Inaudito», han llegado a escribir en la cuenta de Twitter de Rull, que obviamente él ya no gestiona desde la cárcel.

Respeto al reglamento

Hasta aquí la versión de los presos, porque la de los funcionarios e Instituciones Penitenciarias está en las antípodas. «Llegaron con una auténtica mudanza a cuestas. Esa cantidad de material y ropa no cabe en ninguna celda, además de que no es reglamentaria», aseguran funcionarios de Soto. Instituciones Penitenciarias reconoce que, efectivamente, se les ha retirado alguna ropa, pero «por supuesto no por criterios de colores». A los presos -explican portavoces de Interior- se les ha dejado, como al resto de los internos, la vestimenta que cabe en los pequeños armarios de las celdas, ya que está prohibido en todos los centros penitenciarios tener ropa fuera de estos receptáculos. También se les ha retirado la ropa de cama porque el reglamento establece que las sábanas y mantas las facilita el centro y deben ser las mismas en todas las celdas, por seguridad.

Todas las revistas, libros y documentos -explican- les han sido devueltos tras ser inspeccionados, como marca el reglamento. «Todo lo que cabía en la celda y es legal está ya en su poder», recalcan funcionarios del módulo de respeto de Soto, que explican que, además, al no tener compañía en la celda, se ha abierto un poco la mano a que pudieran tener más material del habitual. Todas las televisiones que trajeron consigo, apuntan, les han sido entregadas tras capar los puertos USB de los aparatos para que no puedan ser usados para conectarse a Internet, algo totalmente prohibido en prisión, salvo en los cursos.

En cuanto a los ordenadores, más de lo mismo. Interior explica que los aparatos, ya les han sido devueltos tras ser inspeccionados los discos duros para cumplir con los requerimientos fijados por el Supremo. Esto es, que puedan manejar los numerosos documentos de la causa. Estos ordenadores, como marca el reglamento, también han sido inhabilitados para conectarse a Internet.

Aun así, las defensas de Junqueras, Romeva, Sànchez, Turull y Rull han presentado sendos escritos en el que solicitan tres semanas para estudiar los papeles debido a que, aseguran, los reclusos no tienen acceso a las computadoras lo que, a una semana vista del juicio, «comporta una evidente y ya efectiva vulneración de su derecho de defensa».