La oposición censura la «vuelta al plasma» de Rajoy en el juicio del caso Gürtel

n. v. MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Atlas

En el entorno del presidente del Gobierno valoran que el impacto en la opinión pública de la videoconferencia no es tan potente como si se ve obligado a sentarse en el banquillo

12 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No se supo hasta última hora del miércoles que el PP optaba por la videoconferencia como formato para la declaración de Mariano Rajoy ante el tribunal en el juicio de Gürtel. No quedaba ya nadie en el Congreso tras el maratón de comparecencias sobre los casos de corrupción que afectan a los populares. Reanudado ayer el pleno, sin embargo, la oposición se apresuró a censurar la fórmula escogida por evocar los tiempos del «plasma». La denuncia de la tendencia a intervenir en público a través de una pantalla le persigue al presidente desde que en el 2013 recurrió a este soporte cuando los papeles de Bárcenas, con anotaciones sobre supuestos sobresueldos en B, inundaron los periódicos. Su discurso del 2 de abril de aquel año ante el comité ejecutivo nacional pudo seguirse vía circuito interno de televisión.

La escasa exposición mediática de Rajoy generó una oleada de indignación. Aquella intervención volvió al recuerdo. «El presidente del Gobierno -denunció la socialista Isabel Rodríguez- tiene que asumir que debe dar la cara». El mismo reproche formuló Albert Rivera, con la sensación de que la sociedad se «ha malacostumbrado» a ver a Rajoy a través de una pantalla. Acudir a la Audiencia Nacional, sería, además, una forma, según Juan Tardá (Esquerra), de enviar el «mensaje de que no hay nada que esconder». Todo lo que no sea personarse ante el tribunal es, también a ojos Pablo Iglesias, «impresentable», y un intento, añadió ayer Alberto Garzón, de «minimizar» el coste de que un presidente se vea obligado a testificar por un caso de corrupción.

No participar en el circo

Desde luego, la videoconferencia, si es aceptada por el tribunal, no evita a Rajoy el trago de tener que responder por la primera etapa de Gürtel. Aunque en su entorno valoran que el impacto en la opinión pública no es tan potente como si se ve obligado a sentarse en el banquillo. Le ahorra desplazarse hasta la Audiencia Nacional y no abre las puertas de la Moncloa a los integrantes del tribunal. La argumentación del PP es la «agenda del presidente» y razones de «orden público y seguridad». El portavoz parlamentario, Rafael Hernando, rechazó participar en el «circo» que pretenden las acusaciones. Es más, aseguró que «podían llamar al señor Rajoy como podían llamar al papa de Roma, porque sabe lo mismo».