Rajoy elude confirmar el diálogo con la Generalitat, pero descarta el referendo

Ramón Gorriarán MADRID / COLPISA

ESPAÑA

JORGE GUERRERO | afp

Insiste en que solo hablará «de los problemas reales» que preocupan a los catalanes

21 feb 2017 . Actualizado a las 09:18 h.

La Generalitat de Cataluña lo ha negado y el PP también, Mariano Rajoy prefirió dejar correr las especulaciones sobre la existencia de unos contactos secretos de su Gobierno con los independentistas catalanes. Preguntado ayer tres veces sobre esas negociaciones discretas deslizadas por fuentes gubernamentales en privado y confirmadas en público por el delegado del Gobierno en Cataluña, el jefe del Ejecutivo evitó por dos veces confirmar o desmentir su existencia. Pero a la tercera, en una entrevista en Telecinco, primero pronunció un tímido y retórico «no», y después echó mano de su manual de respuestas: «Si hubiera reuniones discretas o secretas no lo iba a contar yo, porque dejarían de ser discretas o secretas». En resumen, no aclaró nada. Eso sí, insistió en descartar el referendo.

Antes de llegar a ese punto de desconcierto, el líder del PP catalán, Xabier García Albiol, se erigió en portavoz de la Moncloa y, categórico, afirmó que «el Gobierno no mantiene ni ha mantenido reuniones secretas» con la Generalitat ni con intermediarios. «Todos los encuentros son con luces y taquígrafos», dijo.

En eso, y solo en eso, coincidió con Carles Puigdemont y los portavoces del Ejecutivo catalán, para los que el anuncio de esos contactos no es más que una maniobra de intoxicación para generar un mal clima dentro del soberanismo, sobre todo entre las fuerzas de Junts pel Sí (PDECat y Esquerra) y la CUP. «Operación zanahoria», la definió el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras.

No deja de ser política ficción determinar que ese es el objetivo, pero sin duda que Rajoy estaría muy satisfecho si se produce esa ruptura. No puede ser, dijo en Málaga durante una comparecencia con el presidente de Francia, François Hollande, tras la cumbre bilateral celebrada ayer, y repitió en Telecinco, que el presidente catalán dependa para dar cualquier paso de «una colección de extremistas» como la CUP, que «pone y quita» a presidentes de la Generalitat, como hizo en enero del año pasado con Artur Mas. «Me parece lamentable» que un Gobierno tenga esa servidumbre con «radicales», y reclamó a «las personas con sentido común, con planteamientos moderados, la gente razonable» de Cataluña que «de una vez dé esa batalla».

El jefe del Ejecutivo se reafirmó en que solo va a hablar con Puigdemont de «los problemas reales que preocupan a los ciudadanos; infraestructuras, inversiones, el corredor mediterráneo, pensiones, financiación». Su propuesta es hablar con el presidente de la Generalitat de todo, menos del referendo, a lo que Puigdemont replicó desde la ciudad francesa de Toulouse que él solo tiene «una propuesta clara, reiterada y avalada por la ciudadanía» para poner sobre la mesa, la consulta secesionista.

Sin cita en la Moncloa

Esas dos posturas, inmutables desde el inicio del pulso hace cinco años, hacen que el encuentro parezca imposible. El Gobierno de Cataluña presiona todo lo que puede para que se celebre la entrevista en la Moncloa entre Rajoy y Puigdemont, pero el presidente del Gobierno no tiene urgencia por fijar la cita porque las prioridades de uno y otro son como agua y aceite.

La tercera vía que dé satisfacción al soberanismo y al mismo tiempo soslaye la consulta, insinuada por Artur Mas la pasada semana en una conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid, no se vislumbra por ninguna parte. El Gobierno ni se la plantea y la Generalitat «nunca» convertirá la consulta en moneda de cambio. «El referéndum no es canjeable», escribió ayer Junqueras en el diario Avui. «El referéndum es imposible, además de un disparate», respondió Rajoy.

Lo que sí quiso hacer el presidente del Gobierno fue templar los ánimos ante algunas declaraciones altisonantes de los últimos días sobre las posibilidades de una resolución violenta. Mas ha hablado de que «el Estado» quiere crear un clima de violencia en Cataluña «que justifique la intervención». El popular Albiol ha dicho que los tanques no iban a entrar en Barcelona por la Diagonal. «Vamos a relajar las cosas», pidió el presidente del Gobierno.

La entrega de lo incautado a ETA desde 1999 permitiría resolver atentados sin aclarar

Los ministros de Interior de Francia y España rubricaron en la cumbre bilateral celebrada en Málaga el acuerdo para la entrega al departamento que dirige Juan Ignacio Zoido de los archivos y objetos incautados por la policía francesa a ETA desde 1999. Un acuerdo que empezó a fraguarse hace cinco años y en el que fue fundamental el papel de la entonces jueza Laurent Le Vert, ahora retirada.

Mariano Rajoy mostró su satisfacción porque con la «muy voluminosa» entrega, más de 40.000 efectos entre grabaciones, documentos y objetos de todo tipo, España podrá continuar con la labor de «honrar la memoria y dignidad» de las víctimas de ETA. La mayor parte del material se entregará al Centro de la Memoria de las Víctimas, con sede en Vitoria, pero otra parte irá a la Audiencia Nacional, donde se determinará si son elementos útiles para la resolución de los casos de atentados pendientes de resolver.

Una treintena de agentes de los servicios de información de la policía y la Guardia Civil junto a funcionarios de la Fiscalía y la Audiencia Nacional han trabajado desde abril del 2016 en París con las autoridades francesas para expurgar y seleccionar el material incautado por los servicios de seguridad del país vecino.

Conexión ferroviaria

El Ministerio de Fomento y su equivalente francés también acordaron, por otra parte, dar un impulso a la interconexión ferroviaria de alta velocidad entre los dos países a través del País Vasco. Esta operación requerirá en la parte española construir el trazado desde San Sebastián hasta Irún, una inversión del 165 millones de euros, para que una vez concluida la llamada Y vasca los trenes de alta velocidad puedan llegar hasta la frontera de Hendaya. Por la parte francesa, el compromiso supone acelerar las obras en el tramo de Burdeos a Dax. Una vez que se consume esta interconexión, para la que nadie dio plazos, España tendrá dos enlaces ferroviarios de alta velocidad con Francia, el que discurre desde Figueras a Perpiñán y el del País Vasco.

En la cumbre bilateral también se alcanzaron compromisos para acelerar la interconexión eléctrica por el golfo de Vizcaya, cuyo proyecto se presentará este año para obtener financiación europea. En cambio, el gasoducto entre Cataluña y el sur de Francia se quedará pendiente para el año próximo.