La lucha encarnizada con Podemos hizo rectificar al PSOE

E. C. MADRID / COLPISA

ESPAÑA

J.L.Cereijido | efe

Mariano Rajoy comprueba que ya no puede imponer sus decisiones, pero está dispuesto a resistir

17 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado apenas unos días y ya se adivina por dónde puede ir la legislatura. En primer lugar, el revés del PP con el veto a Jorge Fernández Díaz lo pone de bruces ante la realidad de que ya no tiene mayoría absoluta y no puede imponer sus decisiones en modo rodillo. Pero lo que sucedió tras el veto muestra también que no está dispuesto a amilanarse. Mariano Rajoy quería dar un premio de consolación a su amigo tras cesar como ministro, haciéndolo presidente de la importante Comisión de Exteriores, aunque proponer a un exministro reprobado por el Congreso supusiera una provocación a la oposición. Pero, a pesar del veto que los grupos manifestaron para que no presidiera ninguna comisión, lo ha situado al frente de Peticiones, de carácter menor.

Lo segundo que está quedando claro es la lucha encarnizada que va a haber entre el PSOE y Podemos por liderar la oposición. Los socialistas estaban dispuestos a facilitar el nombramiento, pero ayer cambiaron de opinión de forma sorprendente, lo que demuestra su desconcierto. Podemos los había puesto en una posición muy difícil al presentar su propio candidato, lo que los obligaba a retratarse. Si daban luz verde al exministro, la formación morada se habría presentado como la única oposición en el Congreso, que es su gran objetivo después de que el PSOE se abstuviera en la investidura. El movimiento de última hora, teledirigido por la dirección interina, se explica en esos términos de competencia con su competidor por el liderazgo de la izquierda.

La oposición del PSOE

La incógnita es saber si el Grupo Socialista hará este tipo de oposición frontal al Gobierno, que ya se vio en su iniciativa para paralizar la implantación de la Lomce. El test definitivo será ver qué postura adopta ante los Presupuestos. Para la gestora encabezada por Javier Fernández y controlada por Susana Díaz, sería una forma de justificar la abstención para dejar gobernar a Rajoy. Pero hay que tener en cuenta que el presidente del Gobierno tiene un as en la manga en caso de que las cosas se pongan difíciles en el Congreso: puede apretar, a partir del 3 de mayo, el botón que conduce a nuevas elecciones. Rajoy dijo ayer que su voluntad de diálogo es «infinita», pero que no renunciará a sus reformas. Esto cogería al PSOE aún intentando reconstruirse y quizá incluso sin líder. En todo caso, hacer una oposición blanca, que garantice la gobernabilidad y la estabilidad, puede ser incluso peor a medio plazo.