Sillones en oferta

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

12 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que se ve de un Gobierno es quienes lo forman, pero lo importante es qué hacen. Sin embargo, en este disparatado proceso en el que vivimos desde hace más de cien días, de lo que todos discuten es sobre quién estará en el Gobierno y en qué sillón. Del para qué se ha hablado más bien poco, y algunos nada. De hecho, solo hay sobre la mesa un documento programático, con medidas concretas. Es el pacto entre el PSOE y Ciudadanos, y eso es algo que se debe valorar en su justa medida. Otros han preferido poner el foco sobre los sillones: unos para reclamar una vicepresidencia, otros para ofrecerla. Como si eso fuera lo realmente importante.

Anteponer los cargos a los actos es un mal que algunos atribuyen a la vieja política. Pero, curiosamente, esos adalides de la nueva política, y ciertamente estoy hablando de Pablo Iglesias y sus adláteres, lo primero que han hecho ha sido incurrir en los males de la vieja. ¡Cosas veredes, amigo Sancho! Como la de incitar al líder de otro partido a desobedecer al máximo órgano de su formación. Toda una declaración de cómo entiende la democracia. Nada nuevo, por otra parte, porque ya lo hizo en Galicia, al cargarse al líder de Podemos en la comunidad, legítimamente elegido por sus bases, para imponer su criterio desde Madrid. Eso de respetar la opinión y el interés de los demás debe de ser eso que llama domesticarse. Ya se sabe que la cabra tira al monte, y ningún problema hay en que allí siga.

Soprendente es también que quien no ha movido un dedo en todo este tiempo, cada vez que amaga con hacerlo deje caer de tapadillo que tiene en oferta el sillón de vicepresidente. Llamativa forma de negociar. Quizás porque en realidad poco se ha hecho en ese sentido. La prueba es que nadie ha dicho una palabra sobre el primer problema que se encontrará el nuevo Gobierno, cuando quiera que se forme: cómo piensa recortar los más de 20.000 millones que le exigirá la Comisión Europea. Eso es lo que realmente preocupa. Mucho más que el reparto de sillones.