Francisco Martínez: «Cada mes se va gente de España a Siria para unirse al terrorismo yihadista»

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

CESAR QUIAN

«Algunos vuelven y están bajo vigilancia, otros se quedan y otros se inmolan allí», dice el número dos de Interior

05 abr 2016 . Actualizado a las 11:06 h.

«El nivel de alerta 4 sobre 5 ya pone de manifiesto que la amenaza de atentado yihadista es muy real». El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez (Madrid, 1975), tiene pocas dudas de la situación en la que se encuentra España ante la posibilidad de un ataque de corte yihadista. «Sabemos que formamos parte de ese grupo de países occidentales, con democracias en las que se valoran los derechos humanos... Y tenemos todos los elementos que hacen que para el imaginario de los yihadistas seamos un enemigo», asegura Martínez, que aterrizó ayer en A Coruña (sus abuelos son gallegos) para presidir la toma de posesión del nuevo jefe superior de Policía de Galicia.

-España es un objetivo.

-Lo es porque además han aparecido referencias y menciones en sus publicaciones en redes sociales. Eso nos hace pensar que efectivamente España está bajo una importante amenaza, aunque también es cierto que no tenemos elementos para pensar que esa amenaza es específica hasta el punto de considerar que vamos a sufrir un atentado yihadista de forma inminente. Eso sí justificaría pasar del nivel 4 de alerta al 5.

-¿Cómo se valoran esos niveles?

-Todas las semanas se evalúa la amenaza por parte de especialistas de Policía Nacional, Guardia Civil y CNI, y en ocasiones también de las policías autonómicas de Cataluña y País Vasco. Se comprueban todos los elementos que pueden haber variado. Desde el 26 de junio del 2015 se ha propuesto sistemáticamente mantener el nivel 4, intensificado en aeropuertos y zonas de concentración de personas, y en infraestructuras críticas.

-¿Qué tendría que ocurrir para llegar al nivel 5?

-Si los especialistas sospechasen que puede haber un riesgo de atentado inminente o que hay grupos actuando en España, lo lógico sería subir al nivel 5. Pero mientras no sea así, creo que el nivel de alerta es suficientemente alto.

-Se elevó ya en los aeropuertos.

-Los aeropuertos son infraestructuras críticas y muy sensibles. Y ya siempre tienen un nivel de seguridad muy intenso. Tienen una instrucción especifica con niveles de seguridad muy elevados. Estábamos en alerta 4, con nivel 1 en aeropuertos, pero como uno de los atentados de Bruselas se produjo en un aeropuerto, se elevó al nivel 2. Eso se traduce en muchas medidas de seguridad. Los pasajeros perciben ese mayor control, pero creo que son los primeros interesados en que haya más seguridad.

-Habló usted de la yihad mediática, de que sin redes sociales no habría terrorismo yihadista.

-Así es. Creo que el Dáesh, el mal llamado Estado Islámico, ha sido la primera organización terrorista capaz de tener un aparato propagandístico muy eficaz. La propaganda, la ideología y la captación de adeptos se ha convertido en uno de sus elementos esenciales. Han sido capaces de utilizar de manera muy hábil las nuevas tecnologías, las redes sociales..., de difundir vídeos hechos con gran calidad técnica. En el Dáesh se retribuye mejor a los propagandistas que a los terroristas que cometen las acciones de combate porque saben que la publicidad y la propaganda son sus principales herramientas.

-¿Por ejemplo?

-Hacen unos vídeos de captación de enorme calidad inspirados en películas de éxito, incluso en videojuegos, y van segmentando las audiencias. Tienen revistas, publicaciones en ingles y en francés. Saben a qué publico se dirigen y cómo llenar el vacío social y existencial de muchas personas que viven en Europa y forman parte de generaciones desarraigadas y marginales. Llenan ese vacío con promesas de un mundo mejor y con vídeos seductores hasta que logran que se sientan atraídos por el mensaje y se radicalicen. En pocas semanas una persona puede llegar a decidir que su vida solo tiene sentido yéndose a luchar a Siria.

-Pero también usan vídeos de ejecuciones.

-Hemos visto más de 1.500 personas ejecutadas ante las cámaras con métodos muy crueles, pero solo un 16 % de sus vídeos son ejecuciones. Hay otros muchos mensajes en los que se vende una vida mejor, se lanzan mensajes dirigidos a las mujeres, a las familias, a los hijos... Es un complejo aparato de propaganda, muy bien organizado, que ha conseguido en un año lo que Al Qaida no había conseguido en diez. Ese aparato de difusión ha sido muy eficaz y ha conseguido que miles de ciudadanos residentes en Europa lo hayan dejado todo para irse a Siria a luchar al lado del Dáesh. Y un día regresarán y serán terroristas.

-¿Cómo se combate esa propaganda?

-Es muy importante conocer su aparato de propaganda, neutralizarlo, difundir mensajes alternativos y eficaces y controlar ese flujo de personas que se desplazan a Siria a hacer la yihad, y que pueden volver. Todo eso son prioridades absolutas, tanto como detener a un individuo que tenga un arma.

-Se habla de que en España se han ido ya 150 personas.

-Un poco más. Probablemente estemos ya en 163, en cifras de la semana pasada. Pero esto va aumentando continuamente.

-¿Pero se va gente desde España a Siria cada semana?

-A lo mejor no cada semana, pero la frecuencia es de varias salidas cada mes hacia Siria para luchar junto al terrorismo yihadista. No tiene nada que ver con lo que pasa en Bélgica, Francia o el Reino Unido. Aquí tenemos controlados muchos menos casos, pero estamos cerca de los 170.

-¿Cómo se sabe quiénes se van?

-Por información de los servicios de inteligencia, porque lo comentan en su entorno... Hay un margen de error sobre el destino de esas personas, pero es mínimo. Los que se van son residentes en España, con nacionalidad española y de otros países.

-Esos que se van, ¿han vuelto?

-Algunos han vuelto y están en prisión. Otros han vuelto y están bajo vigilancia, otros no han vuelto, y algunos se han muerto allí. Se han inmolado, se han ido a Siria a hacer la yihad y se han estrellado con un camión bomba, volándose por los aires... Muchos vuelven, otros mueren y otros se quedan. Lo importante es que sepamos dónde esta cada uno.

-Y que la gente denuncie.

-Generamos mecanismos para que los ciudadanos denuncien, de forma anónima, conductas de radicalización: una madre que ve a su hijo obsesionado con las redes sociales de contenido yihadista, o alguien que ve que su pareja se quiere ir a Siria. Estamos recibiendo muchísimas alertas. Tenemos unos 1.300 mensajes y llamadas, y casi el 50 % tienen información de relevancia policial. Desde Internet estamos tratando de promover contenidos alternativos. Es verdad que nuestro problema de radicalización no es tan grave como en otros países. No hemos tenido que hacer una campaña en televisión para evitar que la gente se vaya a Siria.

-Un 50 % de avisos con relevancia policial es mucho.

-Es mucho. Pero es que entre los detenidos relacionados con la apología del yihadismo, la captación y el reclutamiento, desde el inicio del 2015 son ya 116 arrestados. Y con los que se han ido ya nos sale un buen número de personas en cuyos círculos hay gente radicalizada o intentando radicalizar a otros. Por eso es importante que los ciudadanos tengan un canal fiable y seguro para informar a la policía.

-¿Qué indicios de radicalidad puede detectar un ciudadano?

-Pues una obsesión por contenidos en Internet y las redes sociales en los que la persona se vuelve muy hermética y dedica horas y horas a navegar por Internet. O comentarios en público con ocasión, por ejemplo, de atentados terroristas. O discursos de líderes sociales o religiosos con contenido violento. A veces la propia familia detecta compañías sospechosas.

-¿Cómo ven los servicios de seguridad a Resistencia Galega?

-Resistencia Galega está en una situación débil. No me atrevería a decir derrotada, porque aún no se ha desarticulado, pero sí está en franca debilidad por la acción policial. Tenía siempre el mito de ETA, y ETA ha sido derrotada policialmente. Al desmoronarse el mito, eso supuso un golpe enorme para Resistencia Galega, que también ha sido objeto de actuaciones de la Justicia.