Retratados

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

02 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

España es un país de mestizaje. Por su historia han pasado las grandes civilizaciones, las grandes culturas que han definido el mundo actual. Ese es el mayor activo del país, que lo ha hecho grande cuando la mezcla ha funcionado, pero que lo ha hundido cuando las distintas raigambres -culturales, sociales e ideológicas- han degenerado en frentes excluyentes y enfrentados. Frente al frentismo, diálogo; frente a la imposición, acuerdo; y frente al inmovilismo, cambio. Los principios sobre los que se asentó la transición, pilares de la socialdemocracia y otras corrientes ideológicas interclasistas que han hecho de Europa el mejor lugar para vivir. Pedro Sánchez asentó su discurso sobre estos principios, y fue lo mejor de su intervención.

Un alegato profundamente regeneracionista que, no obstante, tiene un peligroso talón de Aquiles: no explicó con qué herramientas va a construir el paraíso que nos vendió. Porque querer no basta para poder. Porque no basta prometer el oro y el moro para contentar a todos, hay que decir cómo se va a pagar. Porque ofrecer aquello que no depende de uno mismo, como la suavización de la senda del déficit, es una burla. Y porque desgranar una larga lista de compromisos cuando se sabe que no va a tener la opción de cumplirlos, porque no va a tener opción de aplicarlos, es ciertamente vender humo.

Pero también es cierto que es el único que ha dado el paso al frente de negociar un programa de gobierno y acudir al Congreso a defenderlo. Es la primera vez que lo hace el líder del segundo partido, porque el del primero, Mariano Rajoy, ha desistido de intentarlo. Sobran las palabras. Y ha sido también quien, con Rivera, ha pasado de las palabras a los hechos y ha buscado un acuerdo con terceros. Justo lo contrario que Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, que quedaron retratados con su aplauso irónico y burlón ante el agradecimiento público de Sánchez a Ciudadanos. Los líderes de Podemos han demostrado su aversión al diálogo y que sus ofrecimientos en este sentido son solamente una pose.

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