Los niños que a nadie importan

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

F. G. Guerrero | efe

Becerril advierte por tercera vez en un año al Gobierno de que hay pequeños en el centro de acogida solos y sin comida

28 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Respuesta de la Administración: pendiente». Así figura en el informe que la Oficina de la Defensor del Pueblo envió a la Secretaría General de Inmigración y Empleo, dependiente del Ministerio de Empleo, para que se adopte medidas de cara a paliar la desastrosa situación que sufren decenas de menores que permanecen solos y a los que no se les proporciona la comida suficiente ni asistencia social en el centro de estancia temporal de inmigrantes de Melilla.

La petición de la defensora del pueblo, Soledad Becerril, no es nueva. El año pasado, la última vez en septiembre, advirtió de la falta de asistencia en Melilla a menores extranjeros no acompañados o que con alguno de sus progenitores llegan a la oficina de asilo situada en el puesto fronterizo de Beni Enzar.

Según expone el informe anual de la citada institución, en dos visitas realizadas a la oficina de asilo durante el año pasado «se observó con preocupación el importante número de familias con niños y el creciente número de menores no acompañados que accedían al puesto fronterizo para solicitar asilo y la inadecuación de las instalaciones habilitadas para la espera hasta que se procedía la formalización de la solicitud».

La Oficina de la Defensora «dio inmediato traslado de esta situación a la Secretaría General de Inmigración y Emigración y propuso que, con carácter urgente, se gestionara la presencia de una organización humanitaria que apoyara la labor policial desde el primer momento» pero, tal y como explica el informe, «respondió comunicando que consideraba suficiente la atención que recibían los solicitantes» y que el centro de estancia temporal de inmigrantes proporcionaba la manutención.

Solos y sin comida

Sin embargo, a finales del pasado mes septiembre el personal del Defensor del Pueblo reevaluó la situación, «constató que la presencia de menores de edad en las citadas dependencias no era puntual» y comprobó que «las solicitudes de mujeres y niños suponían un 55 % de las formuladas». Realizó dos visitas a la oficina de asilo, una por la mañana y otra por la noche. «En ambas ocasiones se comprobó que el frigorífico de la sala de espera estaba vacío y que los niños que allí se encontraban no estaban acompañados de ningún adulto mientras que sus progenitores formalizaban la solicitud de asilo», detalla el texto de la Defensora del Pueblo.

Señala además que «se comprobó que una niña de unos cinco años acompañaba a su padre en la entrevista ya que no había querido separarse de él». «De manera particular, la funcionaria del Cuerpo Nacional de Policía que realizaba la entrevista había adquirido unos cuadernos y lápices de colores [...] para evitar, en la medida de lo posible, que la menor tuviese que revivir la historia contada por su padre», expone. Confirmó así «la necesidad urgente de que los solicitantes contaran con asistencia social especializada considerando el alto número de menores que llegaban al puesto fronterizo, la situación de angustia que presentaban los recién llegados fruto de su largo trayecto, el importante número de personas que tenían necesidades médicas y la frecuente presencia de menores no acompañados». También comprobó que los acuerdos de colaboración para la manutención, eran «insuficientes».

Segundo aviso

De todo ello dio traslado por segunda vez a la Secretaría General de Inmigración que dirige ahora en funciones Marina del Corral y cuya respuesta fue de nuevo rechazar la recomendación de la Defensora del Pueblo, institución que «reiterará» su contenido.

También para las oficinas de asilo emitió una recomendación al Ministerio del Interior, que fue rechazada, a fin de que trasladase personal especializado de la Oficina de Asilo y Refugio que pudiera agilizar las solicitudes. La Defensora afirma que el personal allí «es insuficiente». En cuanto al CETI de Melilla, destaca «la presencia sostenida de un alto número de menores de edad, que en algunos meses del 2015 superó la capacidad teórica total del centro, así como de personas con discapacidades físicas severas».