La sala roja

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

23 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Garzón ha buscado un espacio simbólico, la sala roja, para cargar de significado ideológico la reunión cuatripartita. Está bien mostrar los rasgos identitarios para saber quién es cada uno. La imagen de marca de IU es clara, pero no lo parece tanto la de sus interlocutores. Podemos dio por finiquitado el eje izquierda-derecha cuando le interesaba ganar terreno por cualquier esquina, aunque ahora recupera las señas izquierdistas para socavar electoralmente al PSOE. Y los socialistas son esa izquierda difusa que se extiende hacia la derecha. Una amalgama de antisistema resabiados, rupturistas y reformistas a los que, como quedó demostrado ya en la primera reunión, les une más la etiqueta que las intenciones verdaderas y las propuestas políticas. Pero al final esto último es lo que verdaderamente importa, sobre todo para la gran mayoría de los ciudadanos. Lo primero sirve solo para crear frentes que no llevan más que a la polarización política, al enfrentamiento ciudadanos y a la paralización social. Intentar reafirmarse a sí mismo negando el pan y la sal al contrario no lleva a ninguna parte.

España tiene problemas que la interinidad política está empezando a agravar. Así que ya va siendo hora de plantear soluciones viables y alumbrar un Gobierno capaz de aplicarlas. Y eso requiere tanto una mayoría sólida como coherencia política. Ha llegado ya la hora de la verdad, y por mucho que se empeñe Pedro Sánchez parece imposible la cuadratura del círculo. La corrupción pone muy fácil aliarse contra Rajoy, pero para todo lo demás es inviable el acuerdo transversal con el que sueña el candidato socialista. La larga reunión de ayer encalló ya en el primer punto de la agenda, las medidas económicas. Y aún quedan por delante la cuestión territorial, la regeneración institucional y las relaciones con la UE. Una tarea que se antoja más dura que los doce trabajos de Hércules. En realidad, Sánchez quiere gobernar con Rivera con el permiso de Iglesias. Y eso, en verdad, ya entra en el terreno de lo milagroso.

EN LA FRONTERA