¿Por qué se deja humillar Artur Mas?

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Ruben Moreno Garcia | Efe

No ser investido implicaría su final político, constataría el «sorpasso» de ERC a CDC y lo dejaría a merced de los jueces

31 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que el pasado 27 de septiembre se celebraran las elecciones catalanas, Artur Mas ha sido sometido a un progresivo proceso de humillación política y personal por parte de la CUP, que lo ha forzado a asumir buena parte del programa de un partido anticapitalista y antisistema sin haber recibido a cambio, a día de hoy, la más mínima garantía de que logrará será investido.

¿Por qué se somete Artur Mas a las reiteradas humillaciones de la CUP?

El fracaso de Junts pel Sí en las elecciones catalanas echó por tierra todos los cálculos de Artur Mas, que aspiraba a que la coalición de CDC con ERC obtuviera la mayoría absoluta (68 escaños) o, como mal menor, a que le bastase la abstención de la CUP para poder ser investido con mayoría relativa. Algo que hubiera sido posible obteniendo 64 escaños, siempre que la CUP mantuviera los diez que ha logrado. Al bajar hasta los 62, necesita al menos dos votos favorables de la CUP y queda por tanto a merced de un partido anticapitalista cuyo programa no tiene un solo punto en común con CDC, más allá de la reivindicación independentista.

¿Tiene alguna otra opción para ser investido?

No. Ninguna. U obtiene el apoyo de la CUP o no tiene ninguna posibilidad de superar la investidura. Su decisión de iniciar un proceso soberanista apoyándose únicamente en los partidos independentistas (CDC, ERC y la CUP), y de apostar por la vulneración de la ley, le ha cerrado las puertas a cualquier acuerdo con otras fuerzas cuyo programa económico y social está mucho más cercano a CDC, como el PSC o el PP. El apoyo de cualquiera de estos dos partidos le garantizaría la mayoría absoluta.

¿Por qué no convoca Mas nuevas elecciones?

Evitar unas nueva elecciones a toda costa, incluso a costa de su dignidad política, es el principal objetivo de Artur Mas. El presidente catalán en funciones es consciente de que unos nuevos comicios implicarían su fin político, ya que después del fracaso electoral y el fuerte desgaste que ha sufrido en estos tres meses, difícilmente podría volver a ser candidato. El líder de ERC, Oriol Junqueras, que apenas se ha desgastado en este proceso, tendría más apoyo para encabezar el proceso, lo que dejaría el liderazgo independentista en manos de ERC, que por primera vez estaría por delante de CDC.

¿Teme el líder de CDC por su futuro judicial si no consigue ser investido?

Sí. Es otro de los motivos para someterse a la humillación de la CUP. Fuera de la presidencia de la Generalitat, Mas sería mucho más vulnerable no solo por la querella interpuesta por la Fiscalía por desobediencia grave, prevaricación, malversación y usurpación de funciones por la consulta del 9N, que podría acarrearle hasta penas de prisión, sino también por sus supuestas responsabilidades en la presunta financiación ilegal de CDC.

¿Qué futuro político le aguarda si no es investido?

Uno muy negro. Pagaría el inmenso fracaso que supone pasar de los 62 escaños que tenía CiU en el 2010, lo que le permitía gobernar cómodamente con los 10 de ERC, a tener ahora 62 entre ambos partidos, y el de haber dinamitado la histórica coalición con Unió. Todo ello, sin haber logrado uno solo de los objetivos de su plan soberanista.

El líder de CDC solo aspira ya a una presidencia coral, y seguiría en manos de los antisistema

Artur Mas se comerá las uvas sin saber si pocos días después será investido presidente o si la CUP llevará su humillación hasta el final, dejándolo sin Gobierno. Ocurra lo que ocurra, el proceso independentista que emprendió en contra de cualquier previsión constitucional ha supuesto un enorme desgaste político para Mas, que difícilmente se recuperará de este fracaso. Ni siquiera en el caso de que la CUP terminara por apoyarle, rompiendo así todas las promesas hechas durante la campaña electoral, en la que aseguró que nunca haría presidente a Mas por sus vínculos con la corrupción, acabaría su humillación, porque Mas se convertiría en poco mas que una figura simbólica dentro de una presidencia coral que limitaría enormemente sus poderes y en la que Oriol Junqueras se ocuparía de todo el área económica, Raül Romeva de las relaciones exteriores y Neus Munte del área social. Y todos seguirían además en manos de la CUP.