Andalucía, el epílogo de un ciclo

ESPAÑA

Las primeras elecciones del año evidencian la evolución del bipartidismo al multipartidismo

24 mar 2015 . Actualizado a las 09:13 h.

Los resultados de las elecciones en todos los ámbitos definen constantes en el tiempo y guardan relación entre sí. ¿Qué significado tienen los resultados de Andalucía?

El PSOE de Susana Díaz mantuvo los escaños (47), retrocediendo más de 100.000 votos. El PP ha perdido medio millón de votos, pero ha aparecido otro millón de personas donde no había nada, repartidos entre Podemos y Ciudadanos. Es en esto en lo que hay que fijarse. El resultado político (escaños) es distinto y determina la actualidad, que en este caso subrayará durante un par de semanas la victoria incontestable de Susana Díaz sobre el PP y Podemos. La clase política y creadora de opinión se aferra a este hecho, porque se resiste a aceptar la evidencia, que es el retroceso incontestable del PP y del PSOE, la evolución de los de Rajoy hacia el espacio Le Pen, y la más que probable pasokización del PSOE (80 escaños en elecciones generales), desbordado por Podemos (100) y ambos, de momento, por el PP (114), con Ciudadanos en el entorno de los 30 escaños, según nuestras estimaciones.

UPyD ha dejado de existir en España, insultando a sus rivales, y en el barómetro de abril del CIS será extraparlamentario, mientras que Izquierda Unida resiste con cinco escaños, tanto en Andalucía, como en España. Situémonos en el continuo del comportamiento electoral, desde los comicios del año 1977.

1977-1980

Ciclo constituyente. Se desarrolló entre las elecciones generales de 1977 y la moción de censura a Suárez, en mayo de 1980. Es un ciclo pluripartidista con dos fuerzas políticas, la coalición UCD y el PSOE.

1980-1992

Monopartidismo. AP se transformó en el actual PP y se situó como segunda fuerza política en el ámbito estatal. El ciclo finaliza con escándalos, crisis económica y devaluaciones de la moneda.

1992-2010

Bipartidismo. Durante estos dieciocho años, las elecciones generales solo las pudieron ganar el PP o el PSOE, y pudo hacerlo cualquiera de los dos. El bipartidismo finalizó en la primavera del año 2010 con la desmovilización masiva del electorado socialista. Primero, por negar la crisis y porque los votantes comprendieron que la política económica estaba unificada en España y dictada por la Unión Europea. Desde esa fecha, ganaría el PP que había dejado de asustar, como consecuencia de un error estratégico del PSOE en el año 2009, que fue hacer lendakari a Patxi López con los votos de los populares.

2010-2012

Lapso hegemónico del PP. Se desarrolla entre los decretos de Zapatero de mayo del 2010 y la crisis de la deuda soberana y otros de Rajoy en el 2012, que incumplió su programa, pero también quebró el mito de la mejor gestión de la derecha y se desvaneció la confianza ciudadana en su figura, partido y gestión. El ciclo contiene el 15-M, y este es el germen de su configuración en modo electoral. Durante este tiempo, se multiplicaron los escándalos de corrupción y la inacción de la clase política. El ciclo finaliza con la desmovilización masiva del electorado del PP y otros socialistas.

Mayo del 2014

Pluripartidismo. Podemos irrumpe con fuerza tras las europeas. En el barómetro de octubre del CIS apareció configurada la transferencia de voto del PSOE a Podemos del 23,4 %, lo que significa, asignados indecisos, el desplazamiento de 1,8 millones de electores de Rubalcaba del año 2011, hacia la formación posibilista. En el barómetro de enero esta transferencia era del 26 %, equivalente a 2,1 millones de electores socialistas, que se juntaban en Podemos con otros 850.000 procedentes del PP y otros tantos de IU. Podemos es, desde entonces, la segunda fuerza política en España, en el entorno de los 6 millones de votos, frente a los 5 del PSOE.

Desde el mes de febrero, toda la demoscopia incorporó a Ciudadanos en valores importantes y crecientes. Las encuestas nos llevaron, antes de las elecciones de Andalucía, a una estimación prudente de 2, 3 millones de votos para este partido en elecciones generales, que ya están superados por el efecto llamada. Casi un millón y medio de estos votantes de Ciudadanos proceden del PP, pero incorporan a más de 200.000 electores del PSOE, 150.000 de UPyD, que ahora serán más, y casi 400.000 abstencionistas del año 2011, así como cien mil primeros votantes y otros aportes menores. Ciudadanos conseguía, antes de las elecciones en Andalucía, seis escaños por Barcelona, (donde ganan al PP), cinco por Madrid, y uno por Valencia, Alicante, Murcia, Tarragona, Málaga, Asturias, Zaragoza y Gerona. El entorno de los 20 escaños y un mercado residual de UPyD que se incorpora de inmediato, lo que alza Madrid a ocho actas y abre posibilidades en otras circunscripciones hasta el umbral de los 30 escaños.

Los posibilistas definirán este año en las urnas una clase política de reemplazo del PSOE. Por ponerlo gráfico, los que ganaron en 1982 pasaron por la peluquería y la sastrería y la vida continuó. Desde el mes de febrero del 2015, son cuatro los partidos en contienda, porque todas las encuestas posteriores al barómetro de enero del CIS, incorporan a Ciudadanos en valores importantes y crecientes. Lo que fue abstención se reincorpora al sistema, aunque lo hace en espacios nuevos o de reemplazo.

Las elecciones autonómicas de Andalucía son, por lo tanto, icónicas, porque certifican el final de la confrontación para la imposición, una característica de la cultura política posfranquista del PP y el PSOE, que no pactaban nada que no pudieran resolver a tortazos, hasta el domingo.

Jaime Miquel es analista electoral