«Intento explicar a los griegos que Podemos no es lo mismo que Syriza»

Mariluz Ferreiro ATENAS | ENVIADA ESPECIAL

ESPAÑA

Mariluz Ferreiro

Petros Márkaris, autor de las novelas del comisario Kostas Jaritos, reconoce que no sabe a quién votará el domingo

21 ene 2015 . Actualizado a las 12:08 h.

Petros Márkaris (Estambul, 1937) apura un café. Hay libros por todas partes. El escritor ocupa una mesa en la cafetería Poemas y crímenes, en Atenas. Este autor de novela negra se ha convertido en el cronista de la crisis griega. Sus personajes también han sufrido los recortes. En abril llegará a España la novela con la que cierra la serie de estos años oscuros: Hasta aquí hemos llegado (Tusquets). Grecia ha regresado al dracma y en España reina de nuevo la peseta. El comisario Kostas Jaritos sobrevive como puede.

-¿A quién hubiera votado Kostas Jaritos en estas elecciones?

-Lo veo como el típico griego que se queja por todo pero que es bastante conservador. Probablemente a Nueva Democracia. 

-¿Qué sucederá el domingo?

-Hay un alto porcentaje de indecisos. Una persona conservadora me dijo que va a votar al partido comunista, porque cree que son los únicos que no apoyarían a Syriza. Es de locos. Tengo 78 años y lo he visto todo. Esto es como un regreso a las elecciones posteriores a la guerra civil en Grecia. Las derechas gritaban :«¡Tened cuidado, harán de Grecia parte de la Unión Soviética!». Las izquierdas gritaban: «Los otros están vendidos a los estadounidenses». Y eso no me gusta. Convocar estas elecciones es un error. Se debe al pánico que le entró a la centroderecha tras las europeas. Corrieron hacia estas elecciones.

-¿Y usted a quién votará?

-Todavía no sé quién votar. No deberíamos dejar a dos partidos otra vez en el centro del sistema. Lo peor sería una mayoría absoluta, del color que sea. Este país necesita consenso, un pacto. La gente está harta. Por eso vota a partidos pequeños. Es curioso, el Pasok ahora es un partido pequeño. 

-Y más pequeño desde que se marchó Papandreu.

-No me hable de Papandreu, no puedo ni escuchar su nombre. ¡Es una vergüenza! Yo hablo del Pasok tradicional. Después tenemos To Potami, la izquierda radical, la centroderecha, los comunistas y los neonazis... Me asusta esta escenario.

-¿Cuál es la razón del ascenso de Amanecer Dorado?

-Los nazis tienen una larga historia en Grecia. Empezaron en la dictadura de Metaxas. Durante su etapa se crearon organizaciones de jóvenes al estilo de Mussolini. El enfrentamiento de Mussolini con Grecia supuso una decepción para ellos. Pero llegó la ocupación alemana y se convirtieron en colaboradores: brigadas de seguridad, torturas... Cuando se marcharon los alemanes estalló la guerra civil y continuaron con su terror y sus brigadas hasta el final de la junta militar. Después se integraron en la corriente de centroderecha. Ahora, con la descomposición de partidos, emergen otra vez. No es nuevo. En los ochenta había manifestaciones neonazis. Lo nuevo es que tengan representación política. Tenemos que aprender lecciones. Los líderes del partido están en prisión y se mantienen sus opciones voto. Hay que encontrar respuestas políticas para que sus votantes no los apoyen.

-¿Cree que ilegalizar el partido sería un error?

-Sí. Cuando era estudiante en Estambul había un periodista de izquierdas que publicaba un semanario satírico llamado El gato negro. La policía lo confiscaba. A la semana siguiente volvía a salir a la calle como El nuevo gato negro. A la siguiente, como La cola del gato negro.

-¿Cómo percibe España?

-Me siento cercano a España. Una vez, para ponerme en un compromiso, me preguntaron: «¿Quiénes lo quieren más, los españoles o los griegos?». No tenéis memorándums, no tenéis troikas, pero hay sufrimiento. Las diferencias con Grecia son el Gobierno, guste o no, y que no hay neonazis. Entre las similitudes está Podemos. En algunos puntos se parece a Syriza, no en todos. Intento explicar a los griegos que no son lo mismo. 

-¿Cómo lo explica?

-Podemos es más proeuropeo que Syriza y lo veo más en el centro. Syriza incluye a la vieja izquierda. Y eso se acabó. El mundo ha cambiado. Además, Syriza es un bloque de partidos. Siempre están intentando buscar el equilibrio. ¿Cómo lo lograrán si tienen el poder en tiempos difíciles? Hay gente en Syriza muy realista y clara. Pero también hay otra que dice locuras, como volver al dracma, eso no es posible.

-Solo en su última novela.

-Espero que no lleguemos a eso. Lo más razonable es negociar un cambio de las condiciones de la deuda: un período más largo y menos interés. Pero eso significa adoptar unas medidas. 

-¿Qué ha fallado en la construcción de la UE?

-Europa necesita una reorganización. Pero no veo en los países iniciativa. Los propios alemanes admiten que este sistema no puede sobrevivir. Estamos llegando al límite. Pero es una ilusión hacerlo solos como quiere Syriza. Cuando venga la reforma tenemos que formar parte de ella. Los griegos ahora mismo no entienden que Europa tiene asuntos más importantes que ellos. El yihadismo, que empuja al sistema político hacia la extrema derecha.

-¿Cómo ven ahora los griegos a los alemanes?

-Cuando vine a Grecia, una de las cosas que me sorprendió es que los griegos eran más amistosos con los que fueron sus ocupantes, los alemanes, que con sus antiguos aliados, los británicos y los estadounidenses. Después encontré la explicación. Durante la guerra civil la izquierda difundió la idea de que el Reino Unido y Estados Unidos estaban detrás de aquel enfrentamiento. Con la crisis llegó la desilusión con los alemanes. Los griegos tendemos a las emociones. No entendemos que cuando se trata de dos países, por encima de todo, sobre las emociones, están los intereses. 

-¿La gente está sacando dinero de los bancos por la incertidumbre?

-Bueno, la gente que tenía montones de dinero ya se lo llevó al principio de la crisis. Lo que queda ya no es mucho. El problema es haber repartido créditos como los repartieron. Crearon algo que en realidad no existían. Mi hija estudió dirección de cine. Quería hacer un post graduado. Yo pedí un crédito. Cuando había pagado la mitad me llamó una chica muy simpática del banco proponiéndome otro crédito.  Me dijo: «¿Pero no necesita el dinero?».

-¿Cómo ven ahora los griegos a los alemanes?

-Cuando vine a Grecia, una de las cosas que me sorprendió es que los griegos eran más amistosos con los que fueron sus ocupantes, los alemanes, que con sus antiguos aliados, los británicos y los estadounidenses. Después encontré la explicación. Durante la guerra civil la izquierda difundió la idea de que el Reino Unido y Estados Unidos estaban detrás de aquel enfrentamiento. Con la crisis llegó la desilusión con los alemanes. Los griegos tendemos a las emociones. No entendemos que cuando se trata de dos países, por encima de todo, sobre las emociones, están los intereses. 

-Pero Grecia ha recibido críticas insultantes de la prensa amarilla alemana.

-Fueron ataques lamentables, injustos. Como los de Bild. Pero hace unos meses hicieron lo mismo con el primer ministro francés. Yo creo que los ciudadanos alemanes siguen amando Grecia. 

-Usted ha escrito en varios ocasiones en que Grecia tiene responsabilidad en esta situación.

-Tenemos gran parte de la responsabilidad. Distribuimos muy mal las subvenciones europeas, especialmente las destinadas a la agricultura. No empleamos ese dinero apropiadamente. El desastre total llegó con los Juegos, asunto que trato en Suicidio perfecto. La gente estaba entusiasmada con Atenas 2004. Yo estaba en contra. ¿Quién iba a pagar todo eso?