En Ourense, la frivolidad que permiten los acontecimientos domésticos llevó a que, pasado el susto inicial de la Pokémon, se hicieran bromas con la operación de la jueza Pilar de Lara. «Si no sales en el sumario, no eres nadie», decían algunos entre risas, despreocupados, mientras otros permanecían callados y repasaban cómo, cuándo y por qué podrían haberse cruzado con los agentes de vigilancia aduanera. Que Baltar Pumar figure ahora como imputado en la Pokémon, cuestiones judiciales a un lado, supondrá para muchos la cuadratura del círculo. Y es que tras dos décadas de poder (y de críticas a su forma de ejercerlo) el nombre de José Luis Baltar pasa de las placas a las providencias y los autos.
El expresidente de la Diputación se asomó al sumario por dos circunstancias, a la postre, muy comunes. Por recibir regalos -aparecía en las listas de Vendex en calidad de concejal y, a la vista de lo extensas que eran, se trataba de una práctica habitual- y por la rumorología -un anónimo aportó a la jueza los movimientos de sus cuentas pidiendo que fueran investigados.
Ahora Pilar de Lara parece haber encontrado motivos para imputarlo y esa decisión será motivo de regocijo para muchos pero de pesar para quienes creen que tendría que haber rendido cuentas antes de la jubilación.
Los caminos de De Lara son inescrutables, pero José Luis Baltar tiene sus próximos pasos muy marcados. Los dará el lunes, a pesar de la citación de la jueza de Lugo para ese mismo día, hacia el Penal en el que se decidirá si prevaricó o no con los 104 contratos que hizo en las vísperas del congreso del PP que ganó su hijo.