Una página de la historia

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

19 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Acostumbrados al ritmo vertiginoso de la actualidad, en que lo importante de ahora mismo es el olvido cinco minutos después, a menudo carecemos de la distancia necesaria para juzgar los acontecimientos con la perspectiva adecuada. Un 43 % de los españoles no han conocido otro jefe del Estado que don Juan Carlos. Es decir, para casi la mitad de la población el rey ha sido el único referente permanente de España. Y ese es precisamente el valor de la monarquía: un símbolo de continuidad, de aquello que se mantiene estable con el paso del tiempo y que encarna lo que une por encima de la natural refriega política. Diferenciar entre la legítima disputa y aquello que compartimos, sin cuestionarlo a cada paso, es vital en un país como el español, que ha hecho del cainismo una seña de identidad y que siempre ha estado más preocupado en hurgar en la herida de la diferencia que en aplicar el bálsamo de la unidad. Y en este sentido es importante valorar que por primera vez un rey entrega el testigo en un clima de absoluta normalidad y se va en una España incomparablemente mejor que la España de cuando accedió al trono. Un mérito que corresponde a todos los ciudadanos y que el rey simboliza. Y es bueno que los españoles seamos conscientes de que se cierra una etapa histórica, de la que podemos estar orgullosos, y se abre otra llena de retos, pero también de oportunidades.