Madina promete un «shock de modernidad» y mantener las primarias

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Madina presentó su candidatura en el Senado ante un busto de Ramón Rubial, un histórico expresidente del PSOE, vizcaíno, como él, y a quien consideró como un referente ético.
Madina presentó su candidatura en el Senado ante un busto de Ramón Rubial, un histórico expresidente del PSOE, vizcaíno, como él, y a quien consideró como un referente ético. Víctor Lerena < / span>efe< / span>

Comienza oficialmente la carrera para la secretaría general del PSOE, a la que el lunes podría sumarse Fernández Aguilar

14 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La carrera, ahora sí, ha comenzado. El PSOE abrió ayer el plazo para que los aspirantes a la secretaría general traten de convencer a la militancia de que merecen, al menos, llegar a la consulta que tendrá lugar el próximo 13 de julio. A partir de ahora, disponen de quince días para recabar los avales mínimos, cerca de 10.000, el 5 % de los 197.000 afiliados censados, que los convertirá oficialmente en candidatos. Pedro Sánchez se echó ayer mismo a la carretera para recorrer pueblos y ciudades. El exministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar dijo que el lunes despejará la incógnita sobre sus intenciones. Y Eduardo Madina dio por fin el sí, quiero en una comparecencia en el Senado.

El número dos del Grupo Parlamentario Socialista siempre ha estado en las quinielas. Ahora y hace dos años y medio, cuando el PSOE, ya en barrena, acabó eligiendo entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón porque él, a quien uno y otro animaron a dar el paso, decidió que estaba aún verde para el cargo. En esta ocasión, también empujado por muchos, dice poder ofrecer a su partido y a España un «shock de modernidad». Ese será sin duda el eslogan de su campaña. En su presentación, junto al busto de Ramón Rubial, presidente del PSOE hasta 1999, primer lendakari de la etapa preautonómica y vizcaíno como él, Madina argumentó que España no necesita «pequeñas reformas» y pasos adelante que, con los gobiernos del PP, «vuelven a ser pasos atrás», pero poco concretó sobre cómo o en qué dirección pretende acometer esa transformación histórica, similar, según dicen en su entorno, a la que puso en marcha Felipe González en los ochenta. Sí exhibió su exitoso órdago para lograr que, por primera vez, el PSOE vaya a un congreso en el que el voto de cada uno de los militantes tenga tanto valor como el de los cuadros del partido como un ejemplo de lo que pretende conseguir en otros ámbitos: una «auténtica revolución» en materia de competitividad, en el ámbito de los derechos y las obligaciones de los ciudadanos y las libertades públicas y una verdadera apuesta por la «cohesión social», dijo. Ahora bien, frente a quienes le tachan de radical, dejó un par de pinceladas que hablan de un cierto deseo de cambio no rupturista. Nada de un advenimiento de la república. Argumentó que el PSOE ha tenido ese debate en numerosas ocasiones, y que lo seguirá teniendo, pero que el suyo es y será un partido «productor de convivencia».

Reforma constitucional

Abraza, además, la propuesta de reforma constitucional aprobada por el partido en su conferencia política. Y un cambio en la relación de los partidos con la ciudadanía. En ese aspecto, su posición no es tan distinta de la de Pedro Sánchez, que incluso ha llegado a defender los referendos a la militancia sobre «temas de interés», acotados a la postre a una reforma de la ley de partidos y de la financiación de formaciones políticas, sueldos públicos e incompatibilidades. Madina no ha ido tan lejos, pero lo que sí hizo fue garantizar que si gana mantendrá el calendario para que el próximo cabeza de cartel del partido sea elegido en un proceso abierto a la ciudadanía el próximo noviembre. El diputado madrileño, en cambio, no ha querido mojarse con la fecha.

Madina, que durante esta legislatura y también en la anterior, ha formado parte de la ejecutiva federal del partido como vocal, anunció además su decisión de abandonar el cargo dado que la dirección del partido es la encargada de garantizar la limpieza del proceso de elección interna, que culminará el 26 y 27 de julio con la celebración del congreso extraordinario que, en la práctica, se limitará a ratificar lo decidido por los militantes.

Hasta llegar a ese momento, tendrán que tejer muchas alianzas. Y, pese a que en esta ocasión el resultado final se antoja impredecible por lo que pueden tener de «anárquicas» las bases del partido, las estructuras oficiales tendrán su papel. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz aseguró que ella se va «implicar» en que sea un «buen congreso».