Rajoy impone el silencio a la cúpula del PP sobre Bárcenas

antonio montilla MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La secretaria general aviva las especulaciones sobre cambios en el partido

03 sep 2013 . Actualizado a las 13:32 h.

Mariano Rajoy, en contra de su más profunda convicción pero empujado por las críticas internacionales que generaba su silencio, acudió el 1 de agosto al Congreso para reconocer que cometió el error de confiar en Luis Bárcenas, al que calificó de «falso inocente». Eso sí, una y no más. El presidente del Gobierno quiere sepultar el caso del extesorero y aseguró que no volverá a hablar ni una vez más del asunto y ha impuesto el silencio sobre el caso a toda la cúpula del partido.

El máximo dirigente del PP vuelve a la negación como estrategia para intentar sacar del debate político las acusaciones sobre la presunta financiación ilegal del partido. Durante su intervención a puerta cerrada ante el comité ejecutivo nacional del PP, Rajoy expresó con claridad que no tiene nada nuevo que decir sobre este asunto. Da por suficientes sus explicaciones y las de los exsecretarios generales del PP Francisco Álvarez Cascos y Javier Arenas y de la actual número dos del partido, María Dolores de Cospedal, que declararon como testigos ante el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz.

Rajoy no considera relevante que, fruto de esas comparecencias, se desvelara que fue él, como presidente del partido, quien en compañía de Arenas negociase con Bárcenas las condiciones de su despido. Una reunión que se habría producido semanas después de que se conociera la existencia de las cuentas suizas donde el extesorero cobijaba, al parecer, más de 40 millones de euros.

Rajoy impone el mutismo y el resto de la cúpula del partido, al menos de momento, sigue a pie juntillas su orden. Ninguno del casi medio centenar de miembros del comité ejecutivo nacional del PP tomó la palabra tras las alocuciones del presidente y de la secretaria general. Barones territoriales como José Antonio Monago o Alberto Núñez Feijoo, que en otras reuniones mostraron ciertas discrepancias con la dirección nacional por su falta de contundencia a la hora de responder a Bárcenas, siguieron en esta ocasión con pulcritud el guion. Aguirre, la más díscola de los lideres regionales del PP, no acudió a la cita. Feijoo apenas comentó que en esta historia se conocían ya casi todos los análisis e interpretaciones menos el más importante que, a su juicio, era el del juez instructor del caso.

Pero no se puede hacer desaparecer a personas de un escenario así como así. El líder del PP lo sabe y por eso trufó su análisis de inicio del curso político con algunos datos económicos en positivo como, por ejemplo, que el mes pasado será el mejor agosto en los últimos trece años en cuanto a la creación de puestos de trabajo.

Dar la cara

De Cospedal, una vez más, fue la encargada de dar la cara en un momento muy tenso. «Bárcenas no va a lograr desestabilizar al PP», respondió la secretaria general preguntada por esa posibilidad. Defendió a capa y espada la decisión de su formación de destruir los discos duros de los dos ordenadores que el partido había asignado a Bárcenas. Justificó esta acción en el cumplimiento de la Ley de Protección de Datos.

Menos explícita se mostró a la hora de negar posibles cambios en la dirección popular. Cospedal se limitó a decir que «no está previsto ni está en la agenda» el posible relevo de algún vicesecretario general.