Los principales asuntos que están dividiendo al PP son la fijación de distintos objetivos de déficit a las comunidades autónomas y la subida de impuestos. Aunque hay otros temas, como la reforma de la ley del aborto o el sistema de financiación, en los que también hay discrepancias.
La rueda de prensa del Consejo de Ministros de hace un mes supuso un punto de inflexión. El Gobierno no solo se rendía ante el paro, sino que anunciaba nuevas subidas de impuestos. Esto sumió al partido en una gran depresión y provocó el rechazo del sector liberal y de los barones, que vieron en las previsiones del Gobierno una amenaza para ellos mismos.
La rebelión de los presidentes autonómicos por el déficit asimétrico que ha impuesto Cristóbal Montoro es solo el preludio de los conflictos que provocará el nuevo sistema de financiación autonómica, dado que Rajoy ya se ha comprometido con Artur Mas a mejorar la de Cataluña, como intento de frenar su desafío soberanista. Esto producirá, sin duda, nuevos agravios en las comunidades que salgan perjudicadas y, además, con las elecciones autonómicas más próximas. El presidente madrileño, Ignacio González, ya ha sido especialmente beligerante con un sistema que, asegura, favorece a Cataluña y Andalucía y ha pedido que se cambie lo antes posible. En esa línea están también el valenciano Fabra, el balear Bauzá o el murciano Valcárcel.
La reforma de la ley del aborto propugnada por Alberto Ruiz-Gallardón, en especial la supresión del supuesto de malformación del feto, también ha causado malestar en el ala más moderada del PP. Ya se han escuchado las críticas de los que piensan que el ministro de Justicia pretende ir demasiado lejos.