De confidente a enemigo

Gracia Novás REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Diego Torres creó la fundación a la que se incorporó el duque, con el que trabó una amistad que el acoso judicial ha resquebrajado

17 feb 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Diego Torres Pérez (Mahón, 1965) creó en 1999 el Instituto Nóos de Estudios Estratégicos de Patrocinio y Mecenazgo, una fundación con sede en Barcelona cuyo objetivo era «realizar investigaciones de interés general sobre los procesos de formulación e implementación de las estrategias de patrocinio, mecenazgo y responsabilidad». El profesor tenía solo 34 años, una gran visión para los negocios y el convencimiento íntimo de que la explosión de este prometedor nicho de inversión estaba aún por alcanzar su cénit.

Antiguos compañeros de instituto recuerdan que ya entonces lo consideraban un alumno aventajado, muy inteligente y no menos ambicioso, que, a pesar de sus buenas calificaciones y mientras ellos disfrutaban sus vacaciones, aprovechaba el descanso estival para seguir preparándose académicamente en Barcelona. Sus firmes expectativas de futuro lo llevaron finalmente a la capital catalana, donde se inscribió en la afamada y elitista Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade), a la que después se acabó incorporando como profesor asociado -de tal ejerció durante más de veinte años- y en cuyas aulas conoció a Iñaki Urdangarin. Enseguida vio en el encantador duque de Palma -que venía de dejar el balonmano y de corroborar que su carrera en el COE no prosperaba lo suficiente- la pieza que faltaba para que su proyecto sin ánimo de lucro gozase de la proyección social y política necesaria para que las puertas de las Administraciones públicas se abriesen de par a par.

Urdangarin y Torres encajaron a la perfección. No había por qué disimular lo eficazmente que se complementaban. Es más, esa máquina tan fenomenalmente engrasada era el ejemplo práctico adecuado para las clases de Torres, en las que no dudaba en alardear del eficiente sentido de su teoría profesoral. El yerno del rey rozaba la excelencia ejecutando sus innovadoras ideas, que el profesor plasmó sin el menor recato en la tesis doctoral (Influencia del alineamiento estratégico en el éxito del patrocinio) que con brillantez presentó en Esade en el 2008 y que bien podría tomarse por un manual del pelotazo en el campo de actuación de los contratos públicos.

El asunto iba de perlas. El tándem Torres-Urdangarin se movía como pez en el agua en una complejo entramado mercantil alrededor de Nóos. La amistad era tan sólida como el negocio. Torres y su mujer, Ana María Tejeiro, se convirtieron en íntimos y confidentes del exdeportista y la infanta Cristina durante casi un decenio.

Todo era hermoso en el patrocinio y en la vida: dinero a espuertas, lujo y reconocimiento social. ¿Qué falló para que ambos matrimonios sean ahora acérrimos enemigos? En el 2008 empezó la crisis por diferencias en el negocio, que si me robas, que si no pegas palo al agua. Y en esas aguas turbulentas pescó el juez Castro, que llegó tras el rastro de los dineros del velódromo de Palma y de Jaume Matas. Torres además no perdona que su esposa esté imputada y la infanta, ni citada como testigo.