«La noté muy nerviosa, desesperada»

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Protestas en Baracaldo
Protestas en Baracaldo VINCENT WEST / Reuters

Félix Martínez, de Stop Desahucios de Vizcaya, habló Amaia el día anterior a su muerte

10 nov 2012 . Actualizado a las 11:48 h.

Félix Martínez posee una empresa en quiebra y una casa embargada, pero «saldré adelante», dice. Para echar una mano a otros paisanos que no pueden pagar sus deudas con los bancos se asoció a la plataforma Stop Desahucios de Vizcaya. Y el jueves, a eso de las seis y media de la tarde, recibió una llamada telefónica. «Creo que era ella, no lo puedo asegurar, pero creo que sí». Félix habla de Amaia Egaña, la exconcejala de Eibar que se quitó la vida ayer cuando una comisión judicial subía las escaleras de su edificio para ejecutar una orden de desahucio por deudas impagadas con La Caixa. Félix desconocía el drama que se escondía tras la voz de aquella mujer, pero se dio cuenta de que había desesperación al otro lado. «La noté muy nerviosa, desesperada», relata Félix. «Solo me pidió un papel, pero tenemos instrucciones de que no se pueden hacer trámites por teléfono. Se lo dije, y le aconsejé que viniese a nuestra asamblea semanal de los viernes», explica.

Palabra tras palabra, Amaia se fue tranquilizando. «Sí, creo que se calmó algo», dice Félix. Se despidieron sin comentar nada de sus problemas, pero a Félix le quedó como mal cuerpo. Ayer, a media mañana, los acontecimientos le dieron la razón. La desesperación por quedarse sin hogar empujó a Amaia al abismo del suicidio. «Madre mía, me dije, esa es la mujer que me llamó ayer», pensó Félix, quien confiesa sentir remordimientos. Quizá, reflexiona, si la hubiera atendido de otra manera... Si le hubiera preguntado... Ya no hay nada que hacer y Félix está ahora más furioso que nunca porque hay demasiada gente desesperada, «que tiene la cabeza perdida y es una bomba de relojería», advierte. Y teme que el drama se repita. Por eso apela a la «responsabilidad» de las entidades y de las autoridades para resolver este «problema nacional».

Amaia Egaña tenía 53 años, fue concejala del PSOE en Eibar y, de hecho, su padre es un histórico del partido en el País Vasco. Trabajaba en la empresa municipal de transportes de Baracaldo. Estaba casada con otro exedil socialista con el que tenía un hijo de 21 años. Aparentemente, la familia no atravesaba por dificultades económicas, pero habían dejado de pagar la hipoteca de su casa con La Caixa. La entidad bancaria tenía a la venta el piso en su portal inmobiliario de Internet Servihabitat, pero lo retiró ayer mismo, tras el luctuoso suceso.

«Esto es un crimen», denunció indignada ayer Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), quien exigió de modo inmediato al Gobierno que ordene por decreto una moratoria de los desahucios protagonizados por los deudores de buena fe, aquellos que no pagan porque no pueden hacerlo, la mayoría.

Sobre la reacción casi automática del Gobierno tras este nuevo suicidio, Colau avanza que desconfían de los anuncios lanzados por el Ejecutivo, teme que la reacción no sea suficiente para parar este drama social.

«Situación crítica»

Para Joaquín Díaz, de la plataforma Stop Desahucios de A Coruña, la reacción de Amaia Egaña es «ejemplo de que la situación es crítica y que evidentemente no se están planteando soluciones efectivas».