El líder socialista no se considera una rémora para remontar la grave crisis del partido y dice que solo se irá si se lo solicitan los órganos de dirección
26 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.«Este no es un problema de Alfredo Pérez Rubalcaba, que también, que soy el secretario general, es un problema del partido socialista». El día después de que dejara claro que piensa cumplir sus cuatro años de mandato, a pesar de la debacle electoral en Galicia y el País Vasco, el líder del PSOE lanzó el mensaje de que la grave crisis del partido va mucho más allá de su persona. No solo no se considera una rémora, sino que se ve capacitado para llevar a cabo la «tarea muy importante» que tiene el PSOE por delante.
En una entrevista radiofónica, Rubalcaba reiteró que no va a dimitir, pero pretendió no dar la impresión de que se aferra al cargo en medio de la tormenta sin precedentes que afecta a su partido. «Si los órganos de dirección mi dicen Alfredo, esto no tira, que te tienes que ir, pues me iré, faltaría más, es que no tardaría ni un minuto», aseguró al principio de la charla. Y al final remachó la misma idea de otra forma: «Si mis compañeros me dicen un día Alfredo, tú no vales, esa misma dejaré los trastos y me iré a mi casa libre de equipaje». Pero ese no es el caso. Se siente respaldado por una amplia mayoría, aunque entiende las críticas «perfectamente» y la «inquietud» de los militantes. Solo cuando vea que no tiene fuerzas o se ha quedado sin apoyos no tardará «un segundo» en marcharse.
Al igual que hizo en su comparecencia del miércoles, tres días después del batacazo, explicó que su objetivo es diseñar una «alternativa global» al Gobierno de Mariano Rajoy, lo cual supone el reconocimiento de que aún no lo ha hecho después de ocho meses como secretario general.
Aseguró que no está dolido por las críticas que le han dirigido algunos dirigentes socialistas, aunque volvió a referirse despectivamente a los que las hacen «por teletipo».
Repliegue de los críticos
Mientras Rubalcaba trata de capear el temporal, los críticos se han replegado. La presión interna se ha relajado. Pero solo de momento. Y no todos. La corriente Izquierda Socialista reclamó que haya una reflexión profunda en el partido sobre «los proyectos, las estrategias, los equipos y las personas» para recuperar un perfil de izquierdas y resolver lo que debería haber resuelto y no hizo el último Congreso Federal.
Otras voces se dejaron oír ayer de partidarios de Rubalcaba, pero que reclaman cambios. «Muchos han dejado de sintonizar la radio PSOE y no escuchan nuestros mensajes», señaló el ex presidente extremeño Guillermo Fernández Vara, que añadió que el partido «debe pedir perdón por sus errores». El secretario general del PSOE en Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, dijo que Rubalcaba sabe que es «impepinable» hacer cambios en profundidad y es quien debe pilotarlos.
El número dos del PSOE andaluz, Mario Jiménez, que hace apenas una semana pedía otra oposición junto a los socialistas valencianos, aseguró que hay que priorizar la elaboración de un proyecto alternativo «por encima de cuestiones que tengan que ver con elementos personales».