Jugar al escondite con el rescate

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

07 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Como esto siga así, en los patios de los colegios, en vez de al escondite, los niños jugarán al rescate. Así lo hacen los políticos. Aprovechando que todo está un poco más tranquilo en mercados y bolsas, hay un forcejeo dialéctico sobre el rescate, un juego de calendario y amagos que culminó Rajoy el martes pasado, de buen humor por el resultado de la Conferencia de Presidentes, con un agudo monólogo digno del club de la comedia. Para Draghi el rescate está listo para ejecutarse, para Almunia es necesario, y para la patronal catalana, que pide guardar las tentaciones soberanistas para épocas de bonanza, también es conveniente. Veremos en qué queda, porque por más pesimistas que nos suenen las previsiones económicas del Gobierno para el 2013, el Banco de España advierte que no se cumplirá con el déficit y que lo mejor sería congelar las pensiones en vez de revalorizarlas. Alarma.

Mientras, Mario Jiménez Díaz, hombre fuerte operativo del PSOE de Andalucía, destaca que «el objetivo político es evitar el rescate como sea porque después del rescate solo viene el empobrecimiento asegurado». Jiménez afirma que hay una forma mejor de administrar y cree que la sanidad andaluza va a dar un ejemplo de ahorro sin recortes en derechos sociales. Dios le oiga, porque con el peso demográfico de esa comunidad, sus avances, si de verdad llegaran, pesarían muy significativamente en la balanza nacional. Y es que estamos algo mejor, o menos mal, dado que los recortes, sobre todo los de los excesos, empiezan a notarse. Numerosos socialistas reconocen que Zapatero debió ponerse a la tarea antes y algunos populares muestran su disconformidad con que Arenas impusiera a Rajoy el retraso de los Presupuestos del 2012.

Mario Fernández, exvicelendakari, ahora presidente de la caja de ahorro vasca superviviente, estima que «el último test a la banca española ha sido como un análisis de orina que ya tienen cuidado de no hacérselo las entidades alemanas y francesas por si acaso». Mientras jugamos al escondite con el rescate, prosigue el deterioro del clima político, en este caso alimentado por el juez Pedraz que se permitió hablar en un auto de «la decadencia de la clase política». Rafael Hernando, portavoz adjunto del PP en el Congreso, le respondió llamándole «pijo ácrata», lo que viene a ser como darle la razón al juez. El nivel tiende a ser penoso. Hay un cansancio ciudadano ante actuaciones y declaraciones torpes de políticos en general y del PP en particular, como la petición de «modular el derecho de manifestación» sugerida por la polémica delegada el Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. El departamento de desmentidos del Ejecutivo de Rajoy no da abasto.

El malestar ciudadano reclama que las cosas se hagan mejor y esa reivindicación no se limita solo a grupos simpatizantes con el 15-M. Atención a esto: la próxima semana un grupo significativo de ciudadanos dejara oír su voz bien documentada para pedir más compromiso de los partidos, todos, con las cuestiones básicas con las que hay que contar para salir de la crisis. Dará que hablar y será una gran contribución porque el debate constructivo es imprescindible. Atentos.

Entretanto, las campañas vasca, gallega y catalana están en marcha. Como dice el rector de la Universidade de Santiago, Casares Long, «reformar cosas es difícil porque siempre hay una elección pendiente». Tiene razón. El calendario electoral impide o acelera los procesos hasta influir negativamente en la realidad. Salgamos cuanto antes de dudas y trabajemos a favor de obra.

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