Gobierno de comedia de enredos

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

Ana Pastor, decidida a cambiar el mercado de la vivienda.
Ana Pastor, decidida a cambiar el mercado de la vivienda. efe< / span>

Las disensiones públicas entre ministros generan mala imagen exterior y muestran la necesidad de un vicepresidente económico

26 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

¡Que poco se merece Mariano Rajoy el Gobierno de comedia de enredos que tiene, por más que sea cierto que él mismo lo nombró! Los que le han visto andar sin respiro en Galicia estos días, de buena mañana, para después dialogar mientras desayunaba con los turistas que lo saludaban, destacan el contraste entre su aparente tranquilidad y el revoltijo de su Gobierno. El ministro Cristóbal Montoro, tal vez cansado de sus debates públicos con Luis de Guindos, se ha enfrentado ahora públicamente con José Manuel Soria, a cuenta del eterno contencioso eléctrico. Jaime Mayor Oreja, aún portavoz popular en Europa, ha resucitado para complicarle la vida al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de la mano de las Asociaciones de Víctimas del Terrorismo.

Es verdad que lo del etarra Uribetxebarria Bolinaga subleva. No solo descerrajó diez tiros a un guardia civil sino que fue el carcelero de Ortega Lara y, según el escalofriante testimonio del juez Baltasar Garzón, cuando le preguntó «quien está ahí abajo», en el zulo donde guardaban a Ortega Lara, Bolinaga le respondió que se trataba de un perro. En ese momento, el etarra, impasible, condenó al secuestrado a morir de hambre cuando tenía al juez y a la Guardia Civil a pocos metros del infame lugar de su cautiverio. Por fortuna, Ortega Lara fue encontrado con vida una hora después por el empeño de la Guardia Civil, pero Bolinaga no tuvo compasión con Ortega ni cuando estaba ya detenido. ¿La merece él ahora? El Gobierno no entrar a valorar la compasión, sino que simplemente interpreta la ley y la excarcelación, ley en mano, es posible. El PSOE lo acepta, aunque recuerda que cabe imaginar lo que hubiera dicho el Partido Popular de ser socialista el ministro del Interior. Lo sabe bien Jaime Mayor Oreja, que liberó a 18 etarras en circunstancias similares durante su mandato como ministro de Interior, pero él y Esperanza Aguirre no cejan en su empeño de complicarle las cosas al presidente.

Desconcierto

Lo de Soria y Montoro no va tanto de pugna política como personal, o así lo parece, con cruce de notas públicas que denotan falta evidente de responsabilidad. «Lo que le pasa a Soria es que se cree que aún está en Canarias y le cuesta asumir que forma parte de un equipo en el que hay que conjugar distintas visiones», estima un compañero de gabinete. La sensación que transmiten al exterior es de desconcierto y refuerza la idea de que Rajoy necesita un vicepresidente económico con autoridad para poner orden en esa opereta.

Entretanto, la «expropiación de alimentos» que inició Sánchez Gordillo se extiende a Extremadura, donde otro diputado de Izquierda Unida no solo sigue su ejemplo llevándose carros llenos de productos de un supermercado, sino que lamenta que la medida no se le hubiera ocurrido antes a él que a su compañero andaluz. El fenómeno, sin duda dañino mediáticamente, puede crecer porque hay una rama de Izquierda Unida que está en esa deriva simpatizando con los movimientos okupas.

Precisamente en ese capítulo de la vivienda, el Gobierno aprobó el viernes la modificación de la ley de alquileres para que se pueda desahuciar por impago a la mayor celeridad. Esa decisión, propuesta por la titular de Fomento, Ana Pastor, tiene un gran calado porque supone acometer lo más difícil: el cambio de mentalidad de pasar de un mercado inmobiliario dominante de compra a un mercado amplio de alquiler. La medida da confianza a los propietarios de viviendas que hasta ahora se resisten a admitir inquilinos por miedo a que se perpetúen sin atender el pago del alquiler. Con esta medida, cuando se aplique, el mercado de la vivienda cabe pensar que se abrirá y una parte del problema de acceso a una residencia quedará resuelto.