El festejo de la Constitución de 1812 se convierte en un acto de apoyo al rey
ESPAÑA
El monarca recibió ayer en Cádiz una ovación de la cúpula del Estado semanas después de la imputación de su yerno, Iñaki Urdangarin
20 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.El rey se erigió en protagonista de los actos de conmemoración del bicentenario de la Constitución de 1812 que ayer se celebraron en Cádiz. Los máximos representantes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, junto con el resto de los 300 invitados, dedicaron una cerrada ovación al monarca durante casi tres minutos. Don Juan Carlos, visiblemente emocionado, se llevó la mano al pecho en señal de agradecimiento. El rey está acostumbrado a recibir muestras de cariño, pero la imputación judicial de Iñaki Urdangarin, la primera que padece la Casa Real, hace que este respaldo institucional cobre especial relevancia. La escena recordó a la vivida el 27 de diciembre en la apertura de la décima legislatura. Ahora, como entonces, recibió la consideración del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de los presidentes del Congreso y del Senado, Jesús Posada y Pío García-Escudero; y de los máximos rectores del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, y del Constitucional, Pascual Sala. No se trató de una simple puesta en escena. La adhesión a la figura del rey formó parte de los discursos de Rajoy y Posadas.
El líder del Ejecutivo recordó que la piedra angular del texto de 1812, la Pepa, fue la decisión de transferir el poder del monarca a la nación, pero al contrario de las constituciones de la época, esta reconoció la figura de la monarquía. «Esa vigencia de la monarquía constitucional, refrendada en nuestra Constitución de 1978, está hoy más viva que nunca», sentó Rajoy.
El presidente del Congreso fue más explícito. Posada, tras glosar las virtudes de la Pepa, aseguró que la Corona, «encarnada admirablemente en la persona del rey, ha hecho posible durante los últimos 36 años el funcionamiento regular de las instituciones democráticas».
Y todo ello el mismo día que trascendió que el juez Castro, que instruye el caso en el que está imputado el yerno del rey, podría acusar formalmente a Urdangarin de malversación de caudales y de prevaricación.
Don Juan Carlos cerró el turno con un discurso en el que valoró la «altura de miras» de los diputados que redactaron la Constitución de 1812, una de las más liberales de la época. Y alabó profusamente a los españoles de la época que, a su juicio, estuvieron «muy por encima de sus máximas autoridades», en clara alusión a Fernando VII.
Antes, Rajoy, convencido defensor de las tesis reformistas, quiso arrimar el ascua a su sardina en la celebración del bicentenario y comparó el núcleo y los objetivos de las reformas que ha puesto en marcha su Gobierno con las que impulsaba la Pepa. «Los gaditanos nos enseñaron que en tiempo de crisis no solo hay que hacer reformas sino que también hay que tener valentía para hacerlas», indicó Rajoy, que concluyó: «El espíritu reformista se alzó frente al inmovilismo y la resignación».