El arranque de la legislatura trajo aromas de otros tiempos, de cuando el futuro del país era incierto y la presencia de la izquierda aberzale, entonces Batasuna y hoy Amaiur, era fuente constante de anécdotas parlamentarias. Los diputados independentistas recuperaron la fórmula de acatar la Constitución «por imperativo legal», avalada por el Constitucional, y su rebeldía pareció contagiosa. Los del PNV utilizaron la misma expresión y también los de ERC, en el caso de Joan Tardá con el añadido de acatar la Carta Magna hasta que Cataluña alcance su «propia constitución». En IU hubo más variedad. Unos también prometieron por imperativo legal y otros, con el coordinador general Cayo Lara al frente, sin renunciar a sus «convicciones republicanas».
La sesión estuvo marcada también por la gran cantidad de parlamentarios nuevos que estrenaban escaño y que se mostraban algo perdidos en los largos pasillos del viejo caserón de la Carrera de San Jerónimo. Hasta 139 novatos hay esta legislatura. Pero también algún veterano como el diputado del BNG Francisco Jorquera se despistó y no pudo votar en la elección de secretarios de la Mesa porque cuando llegó al hemiciclo las puertas estaban ya cerradas.
Pero por encima de todo, de lo que ayer se hablaba en el Congreso era de las quinielas ministeriales. La relativa sorpresa de Rajoy al nombrar presidente del Congreso a Jesús Posada en lugar de alguno de los que se consideraban favoritos, ha hecho que más de uno de los que ya se ven en el Consejo de Ministros se ponga nervioso. Muy cerca de Rajoy estuvieron la mayoría de los ministrables. Entre ellos Ana Pastor, Esteban González Pons, Alberto Ruiz-Gallardón o Ana Mato, además de la vicepresidenta in pectore Soraya Sáenz de Santamaría. Como saben que con Rajoy el que se mueve no sale en la foto, todos ellos huyeron ayer de los micrófonos y las grabadoras.
El que también se estrenó ayer como líder del PSOE en el Congreso fue Alfredo Pérez Rubalcaba. Y lo hizo planteando ya una serie de propuestas de claro tinte izquierdista. Según las malas lenguas, pensando más en el congreso del PSOE que en el Congreso de los Diputados.