Arnaldo Otegi convirtió su última palabra en el juicio de Bateragune en un alegato político lleno de promesas. Garantizó que la izquierda aberzale ha comenzado un camino «irreversible e irrevocable» de abandono de la lucha armada porque el independentismo radical vasco ha llegado a la conclusión de que «la m [de militar, de violencia, de ETA] en nuestra estrategia sobra y estorba», ya que ahora la apuesta es por la p [de política). «Hemos virado el trasatlántico de la izquierda aberzale», subrayó.
«El único escenario que planteamos es el cese definitivo de la lucha armada y, con el tiempo, el definitivo desmantelamiento de la estructura armada», afirmó rotundo Otegi durante la última sesión del juicio que se sigue contra él, el exlíder de LAB Rafael Díez Usabiaga y seis dirigentes aberzales, acusados de intentar reconstruir la ilegal Batasuna por órdenes de ETA a través de la plataforma Bateragune.
El exportavoz de la coalición ilegal fue el único que hizo uso de su última palabra para dejar claro que la izquierda aberzale ni siquiera contempla la posibilidad de la vuelta de ETA a las armas. «No es el escenario que deseamos ni planteamos ni va a ocurrir, y si ocurriera los rechazaríamos», explicó durante el largo discurso que le permitió hacer la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, otrora enfrentada con el acusado y ayer especialmente benévola.
«¡Qué nadie abandone el camino que hemos emprendido! ¡Qué sonrían porque vamos a ganar!», clamó Otegi, que dijo estar orgulloso de haber encabezado el grupo que ha llevado a «cambiar radicalmente la estrategia de la izquierda aberzale». «De cuatro o cinco hemos pasado a 313.000», señaló en referencia a los votantes de Bildu en los comicios del 22 de mayo.