Tres años de reclusión para «El Cuco» por encubrir la muerte de Marta del Castillo

Cecilia Cuerdo / Colpisa

ESPAÑA

El menor ha sido absuelto de los delitos de violación y muerte de la joven sevillana en enero del 2009.

25 mar 2011 . Actualizado a las 02:19 h.

La pena de tres años de internamiento en un centro de menores para Javier G. «El Cuco», el menor implicado en la desaparición de Marta del Castillo, no ha convencido a nadie. La familia se siente decepcionada y afirma que es un nuevo dolor que añadir a su carga, y la Fiscalía se suma a la estupefacción pese a que fue quien planteó la condena alternativa por encubrimiento para evitar que el menor fuera absuelto de todo. Tampoco está muy conforme la defensa del niño, que insiste en que es inocente aunque se alegra de que se le haya absuelto de los delitos más graves.

El fallo del juzgado de menores número 1 de Sevilla ha sido dado a conocer esta mañana y condena a «El Cuco» a la menor de las penas solicitadas, tres años de internamiento, aunque el último mes será ya en libertad vigilada. Ya ha cumplido nueve meses de esa condena, dado que el tiempo que ha permanecido en un piso tutelado (desde noviembre del 2009) ha sido más bien para salvaguardar su integridad y se computa de otra manera, con lo que en apenas dos años el chico estará en la calle, aunque será el juez quien tenga que decidir en este sentido.

El juez Alejandro Vián no considera probado que se produjera la violación doble o el asesinato, dado que los implicados -el menor y los adultos han cambiado numerosas veces de versión. Y señala que la declaración de Miguel Carcaño implicando al menor de la violación y muerte de la adolescente estrangulándola con una alargadera esconde «motivos espurios de venganza o resentimiento» porque éste a su vez había implicado a su hermano Javier Delgado.

Concluye incluso que Miguel tiene un gran dominio de los hechos e implica a quien quiere en función de sus intereses.

No obstante, sí estima que encubrió lo sucedido y tiene la «plena convicción» de que «conoce el lugar exacto en el que se encuentra el cuerpo de Marta o el destino que dieron al mismo, o dispone de datos que podrían llevar hasta él», por lo que le reprocha que no haya cumplido «la obligación moral» que tiene hacia la familia de Marta del Castillo y el resto de la sociedad e indicar el paradero del cadáver.

Al haberse juzgado al menor separado del resto de implicados mayores de edad, se da la circunstancia de que en su sentencia el magistrado estima probado que fue Miguel quien mató a la menor, y posteriormente llamó a El Cuco y a Samuel Benítez para que, junto a su hermano Francisco Delgado, le ayudaran a salir de esa situación.

El juez explica que El Cuco y Samuel cogieron el coche de la madre del primero, y que sacaron el cuerpo de la vivienda de la calle León XIII en una silla de ruedas para introducirlo en el coche y deshacerse del mismo.

El fallo también critica la instrucción de la Fiscalía de Menores, al entender que la declaración de Miguel Carcaño que implica a El Cuco carece de «eficacia probatoria», ya que no se permitió estar al abogado del menor y por tanto se «vulneró la garantía básica del principio de contradicción».

La noticia caía como un jarro de agua «helada» sobre la familia de Marta, que considera este fallo un precedente de lo que puede ocurrir en el juicio a los adultos. El abuelo de la niña, presente en la lectura de la sentencia, expresaba su decepción al señalar que «es como si El Cuco no hubiese estado allí» esa noche, al tiempo que criticaba que «la justicia no está adecuada a los tiempos que vivimos».

Más duros se han mostrado los padres, que en una improvisada rueda de prensa en la puerta de su casa han agradecido al juez que les haya «arrebatado la esperanza». «Ha sido una sentencia muy injusta, matar sale barato», alegaba Eva, la madre de Marta, quien ha llegado a asegurar que «ya no creo en la justicia de sala, solo en la justicia carcelaria». Su marido, por su parte, ha cargado las tintas contra el sistema judicial. «Con leyes deficientes, es lógico que la justicia sea inexistente», señaló, «a los españoles nos privan de una justicia en condiciones como en el resto de Europa, y así seremos siempre un pueblo bananero y tercermundista».

La Fiscalía, por su parte, no está conforme con que se haya cuestionado la validez como prueba incriminatoria de la confesión de Carcaño, desdeñando por tanto las pruebas objetivas que corroboraban esa declaración, como la huella del menor en una botella o la mezcla de su ADN con el de Marta, por lo que también recurrirá la sentencia. Durante el juicio, tanto el ministerio público como la acusación particular solicitaron la pena máxima, seis años de internamiento, aunque a última hora la Fiscalía añadió la petición de pena alternativa de encubrimiento, ante el riesgo de que si no se probaba la violación y el asesinato el menor quedara absuelto de todo.