El final del franquismo

ESPAÑA

23 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ya se sabe que no somos conscientes del valor de lo que tenemos hasta el momento en que lo perdemos. Y cuando eso ocurre habitualmente ya suele ser demasiado tarde como para desandar el camino errado y recuperar lo perdido. Por suerte, a veces recibimos avisos premonitorios. Así, tal día como hoy de hace treinta años los fantasmas del pasado tomaron cuerpo en la imagen de un bigotudo con tricornio y nos obligaron a tomar conciencia a todos los españoles de lo que nos estábamos jugando.

Aún andábamos con las disquisiciones entre reforma y ruptura, cuando aquellos residuos del franquismo nos pusieron ante la evidencia de que la democracia no era algo definitivamente consolidado y que, en consecuencia, había que seguir luchando por ella. La amenaza sirvió para unir a todos los españoles en la toma de conciencia de que había un bien superior a proteger.

Todos recordamos dónde y cómo conocimos la noticia. Fue un día histórico que sirvió para enterrar definitivamente el franquismo. Treinta años después, España es una democracia consolidada, moderna y dinámica, pese a la crisis. Conviene que no lo olviden esos agitadores amnésicos que se empeñan en reescribir la historia. Y lo mejor es que una nueva generación desconoce lo que fue el 23-F o solo lo sabe por los libros de historia.