La hora de Artur Mas ha llegado

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente BARCELONA/ENVIADO ESPECIAL.

ESPAÑA

Cataluña se dispone a cerrar el ciclo de siete años de tripartito y a empezar otro, con el líder de CiU como presidente, aunque falta saber el alcance de su cantada victoria

28 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Tras una campaña decepcionante marcada por vídeos ofensivos y groseros, exabruptos como el de Joan Puigcercós cuando dijo que en Andalucía no paga impuestos «ni Dios», un cara a cara frustrado por culpa de los dos aspirantes y, sobre todo, una alarmante falta de ideas, los catalanes se disponen a votar hoy. Son las novenas elecciones desde 1980, que marcarán, si se cumplen los unánimes pronósticos, el final de los siete años del tripartito y la vuelta de CiU al poder que ostentó durante 23 con Pujol al frente. La abstención pueda rondar el 50%.

Las encuestas, sin excepción, vaticinan una amplia victoria de Artur Mas, que esta vez sí, a la tercera, después de haber ganado dos elecciones, parece que se convertirá en presidente. En algunas roza la mayoría absoluta, mientras todas auguran un derrumbe electoral del PSC.

La gran clave es en quién se apoyará si lo necesita, aunque Mas dijo que prefiere gobernar en solitario, con acuerdos en asuntos concretos. Tiene dos posibilidades factibles: el PP -que aspira a ser decisivo-, y ERC -cuyo líder se ha ofrecido una y otra vez a Mas-, que se disputarán la tercera plaza.

El líder de CiU ha desarrollado una campaña sin apenas errores y sin compromisos concretos. Así, no ha explicado claramente su propuesta estrella, un concierto económico similar al del País Vasco y Navarra, al que denomina pacto fiscal. Su consecución no está en sus manos, sino en las de Madrid. Lo único que ha adelantado es que una de las primeras cosas que hará será celebrar una cumbre de partidos catalanes para fijar una estrategia común. No excluye convocar un referendo. Su objetivo es lograrlo en el 2013, siempre que el Gobierno central necesite el respaldo de CiU. Ya ha dicho que será el precio que les pondrá a Zapatero -que le ha advertido que su fórmula es «imposible»- o a Rajoy. «No queremos que la gran fiesta que se ha hecho en el resto de España se pague con el dinero de los catalanes», ha amenazado.

Mas ha sabido jugar bien la carta de la independencia con ambigüedad calculada para captar votos. En un debate televisivo dijo que él votaría sí en un futuro referendo, pero añadió que no lo convocará todavía -esta es la palabra clave- porque dividiría en dos a los catalanes. Sí se ha comprometido a estar un máximo de tres mandatos, hasta el 2022, en la Generalitat.

En plena campaña, José Montilla abrió el complicado debate sucesorio en el PSC, al que los sondeos pronostican un desastre histórico. Su renuncia a reeditar el tripartito -al que ya solo defiende Joan Herrera- es un reconocimiento suicida de su fracaso, lo que ha facilitado las cosas a Mas. En clave nacional, el 28-N puede marcar el principio del fin de Zapatero.