Revilla revela la tensión en el palco de autoridades y el enfrentamiento de su mujer con Aguirre

La Voz REDACCIÓN/LA VOZ.

ESPAÑA

14 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, anunció ayer que estudia enviar su currículo en una carta al consejero de Transportes e Infraestructuras de Madrid, José Ignacio Echevarría, para que sepa que no solo es famoso por las anchoas y por desplazarse en taxi. Echeverría protagonizó un incidente con la mujer de Revilla, Aurora Díaz, en la tribuna de las autoridades que acudieron al desfile del Día de la Hispanidad, cuando, según el presidente de Cantabria, afirmó en alto: «Cómo está el mundo, que cualquiera se hace famoso por unas anchoas y un taxi». La esposa de Revilla, que ocupaba un asiento una fila por debajo del consejero, se dio la vuelta y le replicó, «muy educadamente», según su marido, que este es también famoso por su honradez y por su trabajo y que así lo valoran los ciudadanos, a lo que Echevarría respondió pidiéndole que «no se picara».

«Horas bajas» de Zapatero

La mujer de Revilla tuvo otra polémica con Esperanza Aguirre cuando, tras comentar al presidente catalán, José Montilla, que le parecía mal que se interrumpiera con silbidos el homenaje a los caídos, la presidenta de la Comunidad de Madrid se metió en la conversación para decirle que no se preocupara, que no le iba a pasar nada, porque había un cordón de 500 metros y añadió que en España hay «libertad de expresión».

Revilla dijo que en el palco hubo mucha tensión y afirmó que las «horas bajas» que atraviesa Zapatero, no justifican la «falta de educación y de respeto» que suponen los abucheos en el homenaje a los caídos. Añadió que «no es de recibo», pese a que las críticas sean normales, frente «al que le toca apechugar con una crisis».

Aguirre, una «metete»

La propia esposa de Revilla calificó de anécdota su incidente con Esperanza Aguirre y afirmó que la presidenta madrileña es «una metete» y «anda todo el día con la antena puesta a ver dónde hay lío». «Yo con Esperanza Aguirre no hablo; no hablo porque es una mujer que no me gusta, no me gusta su manera de ser, hablando alto siempre, haciéndose notar, y me parece a mí un poco faltona cuando habla».