Blanco apunta a Pajín como ministra

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID/LA VOZ.

ESPAÑA

La necesidad de Zapatero de introducir cambios en el Gobierno dispara las quinielas, mientras Elena Valenciano se perfila como nueva secretaria de Organización socialista

10 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La constatación de que Zapatero tendrá que introducir cambios en su Gobierno tras la segura salida del titular de Trabajo, Celestino Corbacho, y la probable marcha de Trinidad Jiménez como ministra de Sanidad en caso de que gane las elecciones primarias para la candidatura a la Comunidad de Madrid, ha disparado las especulaciones sobre el alcance de esa remodelación del Gobierno. A esos rumores y quinielas contribuyen incluso los comentarios públicos de los propios miembros del Ejecutivo, por más que la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, se esfuerce en asegurar que no hay crisis a la vista.

Ayer, fue el titular de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, uno de los más próximos a Zapatero, quien alentó la posibilidad de que la secretaria de Organización socialista, Leire Pajín, ocupe una cartera. Preguntado directamente por esa posibilidad, Blanco no rechazó de plano hablar de ministrables, como otras veces, y señaló que Pajín «tiene todas las cualidades» para ejercer «otras responsabilidades». «Ya las ha desempeñado magníficamente cuando fue secretaria de Estado de Cooperación», remachó.

Sus palabras tienen especial importancia ya que la salida de Pajín de la secretaría de Organización permitiría situar en ese puesto a Elena Valenciano, que era la candidata de Blanco para sustituirlo en ese cargo, aunque Zapatero optó finalmente por Pajín. «Ha hecho un buen trabajo, muy duro y en el que participo plenamente», dijo Blanco sobre la labor de Pajín en el PSOE, en la que, según dijo, «ha sufrido muchas críticas y he tratado de darla todo mi apoyo y ánimo porque yo lo he vivido en primera persona».

Pero al margen de los ceses y nombramientos que pueda decidir Zapatero, la próxima crisis de Gobierno puede estar más condicionada por los deseos de algunos ministros de abandonar sus responsabilidades que por los planes del presidente. Es el caso de Corbacho, que solicitó dejar el Ejecutivo, cansado de las continuas desautorizaciones por parte de la vicepresidenta Elena Salgado y de asumir en solitario el coste de la reforma laboral.

El «poszapaterismo»

Pero Fernández de la Vega se vio obligada a desmentir también ayer el insistente rumor sobre los deseos de la titular de Ciencia y Tecnología, Cristina Garmendia, de abandonar el Ejecutivo. La ministra ha visto cómo el presupuesto y las funciones de su departamento se han recortado al máximo y estaría planteándose su regreso a la actividad privada. «En estos momentos eso no está planteado encima de la mesa», dijo De la Vega, que consideró necesario remarcar que en el Ejecutivo «no hay inestabilidad ni debilidad».

Haya o no más cambios en esta primera crisis, que el propio Corbacho situó ayer «a finales de octubre», Zapatero prepara ya los relevos en Trabajo y en Sanidad. Para la primera cartera, los principales candidatos son Gaspar Zarrías y Ramón Jáuregui, pero también el actual vicepresidente tercero, Manuel Chaves. Esta posibilidad permitiría a Zapatero reducir el número de carteras. Ese mismo criterio, el del ahorro, podría aplicarlo a la hora de sustituir a Jiménez si consigue imponerse a Tomás Gómez en las primarias de Madrid. La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, tras unos comienzos titubeantes, se ha situado como una de las piezas claves del Gobierno y podría sumar las competencias de Sanidad a las que ya ejerce.

En lo que no hay dudas en el Ejecutivo y el PSOE es en la necesidad de que Zapatero repita como candidato. Blanco dio ayer por hecho que lo será, rechazó hablar del «poszapaterismo» y aseguró que ve al presidente «con determinación y con ganas de afrontar los desafíos que tenemos dentro del país». El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, fue más categórico y dijo que el candidato «es y deberá ser» Zapatero porque tiene «el apoyo mayoritario» del partido. «Jugar a cualquier otro juego es inútil y una aberración», aseguró el ex ministro de Felipe González.