Incertidumbre política de cara al 2011

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

Nunca en la historia de la democracia hubo tanta zozobra como ahora, cuando no se sabe si habrá elecciones anticipadas ante la perspectiva de un Gobierno erosionado

15 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Conclusión unánime de escuelas de verano y del río de cenas vacacionales entre políticos y analistas: desorientación general sobre lo que pasará políticamente en el 2011. Nunca en la historia de la democracia hubo tanta incertidumbre, salvo en las primeras elecciones de junio de 1977.

¿Habrá elecciones anticipadas el 22 de mayo, junto a municipales y autonómicas? ¿O incluso antes? Zapatero las quiere en el 2012, cuando tocan, pero si no puede aprobar los Presupuestos del 2011 este otoño... Durán i Lleida ya ha dicho que no lo apoyará, pero a saber.

¿Aguantarán el tirón los alcaldes de las grandes ciudades, como suele ser habitual, con el lastre de la crisis económica que erosiona al Gobierno de Zapatero? «Una crisis económica tan dura desgasta al que gobierne, sea quien sea», sostiene el sociólogo Pedro Arriola, gurú de las encuestas de Mariano Rajoy. Pero hay más: ¿Aguantarán los socialistas las alcaldías de Barcelona y Sevilla -segunda y cuarta ciudad en población- amenazadas en las encuestas, aún sin crisis económica? La primera y la tercera, Madrid y Valencia, las perdieron sin remisión. Otras las ganaron en los penaltis -León, Segovia, Soria, etcétera- y en ciudades como Gijón, de tradición socialista, renuevan candidato. Bien es verdad que el PSOE se volcará en mantener sus alcaldías y en recuperar capitales, como Huelva o Teruel. «Tenemos excelentes candidatas allí y las mejores expectativas», señala el diputado Antonio Hernando.

Impacto

¿Cómo afectará al cinturón de grandes ciudades catalanas la eventual pérdida de poder del PSC en las elecciones de otoño? ¿Y a las ciudades del área metropolitana de Madrid el impacto inmigrante que vota por primera vez?

Por ejemplo, Alcalá de Henares, con una población como Alicante, tiene un alto número de ciudadanos rumanos, por tanto comunitarios, que ven la palabra socialista en un cartel y se estremecen, aunque el PSOE nada tuviera que ver con Ceacescu. Los expertos electorales consideran que en algunas ciudades el voto inmigrante puede alterar resultados.

¿Y cómo afectará a las ciudades gallegas y vascas la renovación del año pasado en los Gobiernos autonómicos?. «La cuestión clave es tener referentes de liderazgo locales. Y eso vale tanto para el PP en Vigo, por ejemplo, como para el PSOE en Madrid», estima Javier Rodríguez-Novoa, concejal de Ourense, del grupo que plantó cara a Baltar en el PP ourensano. Pero a todos estos factores de impacto previsible -crisis, inmigración, Gobierno autonómico nuevo, más problemas particulares de cada ciudad- se añade la incógnita principal: no serán lo mismo las municipales si coinciden con unas generales. Y más aún si se han celebrado ya.

Lo mismo en las trece citas autonómicas. No se esperan cambios en los Gobiernos populares de Valencia -con cualquier candidato- Murcia o La Rioja, ni en la socialista Extremadura, sin embargo hay renovación de cartel del PSOE en Asturias y Aragón -salen los presidentes Areces e Iglesias- y en Canarias, porque López Aguilar se fue a Europa. Hay máxima incertidumbre en Baleares después de los escándalos de corrupción y la inmolación de Unió Mallorquina en los juzgados. Vivimos una batalla preliminar en Madrid, con riesgo de agriarse, entre los socialistas Tomás Gómez y Trinidad Jiménez por enfrentarse a Esperanza Aguirre. Y un duelo interesante en Castilla y León con un joven socialista ascendente como Óscar López Agueda.

En Navarra nadie sabe, porque Miguel Sanz no repite con UPN y el PP medio desapareció. En Cantabria el inefable presidente Revilla encendió las alarmas, pero esta semana pasó por allí el ministro José Blanco con el AVE en el bolsillo y las apagó. La batalla estelar está, sin embargo, en Castilla-La Mancha, entre el presidente socialista Barreda, que parece recuperarse algo en las encuestas, y la secretaria general del PP, Cospedal, indignada porque le han metido los negocios de su marido en la campaña. El PP se juega mucho allí. Cospedal más.

Así las cosas, cabría concluir: ¡Qué gran oportunidad pierden la ONCE, o Loterías del Estado, de sacar una quiniela electoral! Fomentaría pasiones y favorecería la participación.