Síntomas del síndrome de la Moncloa que han sufrido todos los presidentes

La Voz

ESPAÑA

22 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«El síndrome de la Moncloa no es que te alejes de la calle, de lo que piensa la gente, es cuando todos los que te rodean te dan la razón, porque evidentemente uno no siempre la tiene. Y algo así es lo que está empezando a pasar». Así relata Sevilla lo que le dijo a Zapatero cuando lo llamó para anunciarle que iba a nombrarle ministro y le comentó si él también padecería los famosos síntomas que hicieron estragos en sus antecesores. Es decir, ensimismamiento, pérdida de contacto con la realidad, incapacidad para la autocrítica, endiosamiento.

Es lo que Miguel Ángel Rodríguez llama en su libro Y Aznar llegó a presidente la «tontería final de gobierno, cuando creía que los más sumisos eran su baluarte». Cuenta el que había sido responsable de comunicación y amigo de Aznar que se llevó una gran decepción cuando fue a visitarlo en el 2002 y descubrió que no conocía a su jefe porque había sufrido una metamorfosis y se había convertido en un «mandón». «Te van a espachurrar», le dijo. «¿Cómo te atreves a decirme eso?», le contestó el entonces presidente.

Endiosado

Aznar también cayó preso del síndrome en su segundo mandato, endiosado tras obtener la primera mayoría absoluta del centroderecha en España. La muestra más clara fue su empeño en apoyar la guerra de Irak en contra de la inmensa mayoría de la población. Nunca estuvo más lejos de la calle.

A Felipe González, los suyos directamente le llamaban «Dios», como se atestiguó en la conversación telefónica grabada a Txiki Benegas en 1991. «Cuando uno llega al Gobierno es capaz de soportar una tonelada en el hombro sin sentirlo, un peso exagerado, y cuando sobrepasa los diez años se impacienta y el peso de una mosca le parece exagerado», dijo recientemente el ex presidente. Su reacción, acosado por los casos de corrupción y los GAL, fue también aislarse en su burbuja monclovita, negar lo que se demostraría verdadero y aguantar.

Antes, Adolfo Suárez se replegó en la Moncloa en su etapa final para parapetarse de los durísimos ataques que le llegaban por todos los flancos, incluso de su propio partido. Literalmente no podía ni salir a la calle.