Rajoy asegura que su cara tiene «difícil arreglo» y que no se volverá a afeitar la barba en su vida

ESPAÑA

Los estilistas le han recomendado que mejore su aspecto físico

05 mar 2010 . Actualizado a las 10:29 h.

«Cada uno tiene la cara que tiene y la mía tiene difícil arreglo». Con esta frase, Mariano Rajoy quiso dejar claro ayer que no está dispuesto a retocar su imagen física para aumentar sus posibilidades de desalojar a Zapatero de la Moncloa. El líder del PP salía así al paso de los reportajes periodísticos en los que varios estilistas le recomendaban diferentes cambios para mejorar un aspecto que algunos expertos en márketing político y estilistas consideran que lo perjudica electoralmente.

Rajoy se refirió concretamente a su barba y dijo que se la recorta, pero que nunca se la volverá a quitar. «Me la afeité una vez en el año 96 y decidí que no me volvería a afeitar en mi vida», aseguró categóricamente en una entrevista televisiva. Cuando le enseñaron una fotografía retocada que marcaba un profundo cambio de aspecto exclamó: «Espantoso, para nada». Y señalándose a sí mismo dijo: «A mi me gusta este, cada uno está identificado con su cara».

En todo caso, aseguró que los electores no votan a los candidatos por su físico y que no está dispuesto a cambiar, porque «al final, aquí ya nos conocemos todos».

Cuando todas las encuestas sitúan al PP muy por delante del PSOE, Rajoy no acaba de arrancar y sigue siendo peor valorado que un Zapatero en caída libre. Mientras los analistas políticos e incluso algunos miembros de su propio partido lo achacan a su forma de hacer oposición -de «perfil bajo», según la ex ministra de Asuntos Exteriores Ana Palacio-, los estilistas aseguran que también influye su aspecto físico, que consideran manifiestamente mejorable.

Los estilistas que han opinado estos últimos días destacan que Rajoy tiene una apariencia muy antigua, con sus gafas anticuadas, su barba canosa que contrasta con su pelo negro, sus movimientos torpes y su lenguaje corporal deficiente. Un periodista británico llegó a decir de él que parecía un «ogro posmoderno». Su marca no «vende» en la política del siglo XXI, que tiene una parte considerable de imagen y espectáculo, según los expertos en márketing electoral. Estos recuerdan que Zapatero sí supo conectar con la gente en las dos elecciones que ganó y transmitió una imagen cercana y accesible, aunque su marca está ahora de capa caída tras seis años en el poder.

Rajoy no va a hacer caso a los estilistas. Prefiere insistir en que es un «señor de Pontevedra» fiable, del que no se pueden esperar bandazos como los que atribuye a Zapatero. Una apuesta que espera dé resultado en tiempos de crisis, cuando los electores buscan más resultados que imagen. En todo caso, se resigna porque está convencido de que su cara tiene difícil arreglo.