Zapatero convenció a todos, menos a los españoles

Agustín Bottinelli CORRESPONSAL | BUENOS AIRES

ESPAÑA

PACO CAMPOS

El presidente regresa a España con su imagen fortalecida, pero con el borrón de no haber convencido a los ejecutivos españoles de que no pleiteen con Kirchner

27 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

En una gira maratoniana de cinco días, José Luis Rodríguez Zapatero recorrió tres países sudamericanos con el propósito nada escondido de consolidar las relaciones con Brasil, Argentina y Chile, a los que visitó en ese orden. El jefe del gobierno español tenía un objetivo muy claro: asegurarse las buenas relaciones con Sudamérica, ya que esta región es uno de los mercados más preciado por la Unión Europea para su expansión económica y España pretende ser el mediador privilegiado entre las dos partes. Zapatero llevaba además la tarea delicada de otorgarle a Brasil la categoría de eje principal como aliado económico sin que se resintieran las relaciones con Argentina. La intención es que Brasil como integrante de Mercosur ayude a la por ahora ralentizada alianza con la UE mientras el ALCA norteamericano sigue encontrando oposición. Después de firmar el Plan de Asociación Estratégica con su par brasileño, el presidente español encaró la segunda etapa de su viaje, la más difícil, porque si bien el progresismo ideológico lo une al presidente argentino Néstor Kirchner, la diferencia con los capitales españoles en puja constante con el gobierno de éste país lo enfrenta. En Buenos Aires, Zapatero desplegó todo su encanto y hasta emocionó en sus discursos al propio Kirchner. Lo que no pudo lograr fue convencer a los ejecutivos de las empresas privatizadas -Telefónica y Endesa- a que desistan de sus querellas por 2.800 millones y 1.800 millones de dólares, respectivamente, contra Argentina ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), del Banco Mundial, por la pesificación y congelación de las tarifas en el 2001. Ante la solicitud, los empresarios españoles indicaron que no piensan renunciar a entablar juicios al Estado argentino, como pretende Kirchner. Nuevas inversiones Dejó el mandatario español promesas de nuevas inversiones, esta vez de pequeñas y medianas empresas, aunque los empresarios que lo acompañaban reclamaron como condición necesaria que Argentina brinde seguridad jurídica y que el Gobierno no cambie caprichosamente las reglas del juego. Quedaron claros los apoyos de España al plan de canje de la deuda impagada que Argentina acaba de ofrecer a sus acreedores de todo el mundo y también a intentar que el próximo acuerdo con el FMI resulte favorable para los argentinos. Antes de partir a Chile, los dos presidentes firmaron un Plan de Asociación Estratégica, similar al que había firmado con Lula en Brasil y se comprometieron «a trabajar intensamente» para conseguir un acuerdo birregional entre la Unión Europea y Mercosur, un asunto prioritario para el presidente español. En Santiago, el jefe del Gobierno elogió a su homólogo chileno, el socialista Ricardo Lagos, le prometió inversiones españolas e intentó explicarle que formar parte de un acuerdo regional con la UE puede ser más beneficioso que el pacto de libre comercio con Estados Unidos. Zapatero cumplió su misión, aunque le queda un asunto espinoso por solucionar, el conflicto de las empresas españolas con el gobierno de Kirchner, que parece encaprichado en no querer arreglar.