La jueza retrasa el entierro de Sonia hasta asegurar las pruebas

La Voz C.M. | MÁLAGA

ESPAÑA

RAFAEL DÍAZ

La psicosis latente en Coín hace temer por un linchamiento Los investigadores vigilan varios domicilios, algunos de jóvenes que la víctima conocía

22 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Hasta que concluyan los exámenes de los tejidos, fibras, marcas y huellas que han sido recogidos durante la investigación, el cadáver de Sonia Carabantes no regresará a Coín, según ordenó ayer la jueza de instrucción de Málaga Belén Pérez. Así, no podrá ser enterrado hasta que se obtengan los resultados de los análisis toxicológicos e histológicos que se realizan en laboratorios de Madrid y Sevilla, por lo que el sepelio podría retrasarse hasta un mes. La decisión «ha caído como una losa» en su domicilio, señalan fuentes familiares, pero tanto la madre como el padre, que deseaban darle inmediata sepultura, «se mostraron de acuerdo, si con ello se detiene a los autores del asesinato». Mientras tanto, la jueza que dirige la pesquisa bajo el secreto sumarial exigió a los investigadores la máxima discreción y pruebas concluyentes y directas antes de proceder a las detenciones. Después que trascendiera que la Guardia Civil vigila varios domicilios, los responsables tratan de sortear a la prensa para evitar los errores del caso Wanninkhof. Entonces, la principal sospechosa, Dolores Vázquez, apareció en los medios antes de su arresto. Premeditación y drogas Todo apunta a que hay cuatro serios sospechosos del crimen de Coín (dos vecinos y otros dos de los alrededores), pero la Guardia Civil prefiere reunir indicios y pruebas contundentes. Sin embargo, se cree ya que Sonia conocía a sus agresores, por lo que habría mediado premeditación en los hechos. Los autores podrían haber actuado bajo los efectos de drogas. Por ello, la investigación apunta a que algunos incluso habrían participado en las labores de rastreo organizadas tras conocerse la desaparición. Es más, se cree que buena parte de los jóvenes interrogados saben algo más de lo que reconocen. La calles del pueblo son escenario de variados comentarios que evidencian el temor vecinal; los rumores acerca de posibles detenciones y las acusaciones tuvieron en vilo a la población. Todo el mundo sospecha de todo el mundo, en una psicosis latente que hace temer incluso por que se desate un clima de linchamiento. Es por eso que el alcalde, Gabriel Clavijo, pidió a sus convecinos «sosiego, porque se están apuntando nombres de personas que no tienen nada que ver con la investigación». Hacía alusión a comentarios infundados que señalaban a tres jóvenes concretos. Clavijo recordó que «el número de sospechosos que son vigilados está dentro de secreto sumarial». La Guardia Civil espera que esta presión surta efecto entre algunos de los implicados y ayude a esclarecer los hechos.