Millonarios entre fogones

Álvaro del Corral MADRID

ESPAÑA

JUAN LÁZARO

La suerte premió a los empleados y asiduos del bar Avenida 13, en San Blas, con 64 millones de euros. Mientras unos siguen trabajando, otros han preferido despedirse

15 ene 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Nueve días después de que la lotería del Niño recayera íntegramente en el bar Avenida 13, en San Blas, sus afortunados empleados reconocen estar «más que acostumbrados» a la presencia de los medios de comunicación. Los 64 millones de euros que se repartieron en este restaurante, frecuentado principalmente por obreros de la consrtrucción y camioneros, tienen la culpa del aluvión de periodistas. El primero en aparecer es Jose María, un empleado del Avenida 13 que se muestra precavido y discreto al responder qué ha hecho con una cantidad que se niega a confesar. «Nada, sólo da para tapar algunos agujeros y poco más», comenta mientras sirve a dos asiduos que no paran de gastarle bromas. «Como ahora es rico...», exclaman entre risas. De todos los trabajadores de este modesto local, Rosana, salmantina de 25 años, ha sido la más afortunada. Su situación no ha cambiado: sigue entre los fogones del mismo bar en el que trabaja desde hace un año, preparando comidas sin tregua, aunque reconoce que ahora viene a trabajar «de otra manera, con otro ánimo». Pero no todos sus compañeros se han tomado el golpe de suerte con la misma filosofía. «Hay cuatro o cinco camareros que no han vuelto. Uno vino a despedirse, otro se ha vuelto a su pueblo, a una chica la esperamos mañana, aunque no sabemos si vendrá, y otro está desaparecido, no ha dado señales de vida», afirma Rosana con total naturalidad. Sin embargo, la suerte es caprichosa y, algunos empleados, como Merce, tiene que resignarse con la alegría de sus compañeros y «tratar de olvidar» lo imprevisible del destino. «No compré un décimo porque estaba mala», afirma contrariada, «cuando mi hermana me dijo que había tocado, no me lo podía creer», susurra con cara de pocos amigos sin perder de vista las patatas que pela. Dinero invertido Al otro lado de la cocina, con una cara de alegría que no puede disimular, Rosana posa para los fotógrafos. «Ya lo he asimilado, aunque al principio no me lo creía», comenta. «Me voy a comrar un piso, aunque sin prisa, y me voy a sacar el carné de conducir. Además quiero hacer un viaje. Pensaba ir a Mallorca a ver delfines, pero ahora puedo ir más lejos», confiesa con una enorme sonrisa. Por si su suerte fuera poca, los décimos que Rosana regaló a algunos familiares de Salamanca les han agraciado con 150 millones de las antiguas pesetas a repartir «Esta Semana Santa vendrán a Madrid», comenta satisfecha.