«Estamos sin número uno y sin número dos», se quejan dirigentes populares que se confiesan desorientados. Con la decisión de José María Aznar de no volver a presentarse a las elecciones generales y la delicada situación de Rodrigo Rato, que interpretan como un abandono de la carrera política, en las filas del PP cunde el desánimo. «Todo indica que estamos en un final de ciclo político», añaden los más pesimistas. Creen que Aznar no se ocupa del día a día del partido porque está volcado en la macropolítica y en las relaciones internacionales. «Quiere pasar a la historia sin importarle demasiado el día después de las elecciones del 2004», se lamentan. Y ahora, a quien veían como sucesor parece decidido a tirar la toalla y renunciar a la carrera electoral. Desde el Gobierno, algunos de los colaboradores del vicepresidente económico aseguran que desde hace meses detectan un comportamiento inusual el él. Afirman que «pasa de todo», sin importarle apenas las consecuencias políticas. «Sólo le interesa dejar bien hechas las cosas en el terreno económico, pero le tiene sin cuidado la trascendencia política de las decisiones», añaden.