Comenzamos en este curso una sección de Frases para la historia, y lo hacemos con un grito por la libertad que se convirtió en sinónimo de cierto desorden. Para ilustrar esta serie le pedimos a una inteligencia artificial que nos diseñe una foto «de época»
07 oct 2025 . Actualizado a las 22:20 h.Imaginaos la situación. 1812. España lleva cuatro años ocupada por los franceses, en medio de una guerra de guerrillas y batallas muy crueles a las puertas de las ciudades y villas. Tras la invasión, parte de los políticos escaparon de Madrid y terminaron en Cádiz. Allí, una España sin rey (en ese momento se pensaba que Fernando VII estaba secuestrado por Napoleón, aunque la huida había sido voluntaria) se reunía para cambiar las reglas del juego. En un teatro primero y en una iglesia después, los políticos españoles idearon una ley que sirviese de base para todas las normas españolas, la llamada Constitución (ya la tenían Estados Unidos y Francia).
Tardaron años en acordar un texto. Fue una pelea encarnizada entre moderados y progresistas (que se acabaron llamando liberales), y estos últimos vencieron en muchos puntos: la Constitución limitaba por primera vez el poder del rey, decía que el Gobierno no podía mandar sobre el Parlamento ni sobre los jueces, y reconocía el valor de los deseos del pueblo (un término, la soberanía nacional, que será importantísimo a partir de entonces). No era una ley democrática, no vayáis a pensar (las mujeres y los trabajadores no tenían voz ni voto) pero comparado con lo que había, fue un paso de gigante.
quién lo dijo
No se le atribuye a ninguna persona en concreto, sino a la gente de Cádiz.
cuándo lo dijo
Momento. El 19 de marzo de 1812 en las calles de Cádiz.
Contexto. Ese día se aprobó la primera Constitución Española, y como es el día de San José, la gente empezó a llamarla «la Pepa». El grito se extendió por España porque los franceses, que tenían ocupado el país, prohibieron vitorear la Constitución.
cómo se usa hoy
Cuando queremos referirnos a un momento de alboroto popular, de alegría y cierto descontrol.
En ese contexto, los franceses estaban furiosos: ¡Los pobretones españoles se rebelaban contra el grandísimo Napoleón Bonaparte! Porque mientras en Cádiz se escribía una Constitución, en Madrid era rey José Bonaparte, hermano de Napoleón. Así que no querían ni de broma que se festejase la Constitución. ¡Pero no contaban con el ingenio español! No se podían lanzar vivas al texto legal, muy bien, pero ese documento se aprobó el día de San José, así que la gente —sobre todo los liberales— lo tuvo claro: no vitoreamos la Constitución, sino la Pepa. Y así nació la expresión. Enseguida se extendió por toda España y la gente tuvo un motivo más para enfrentarse a los invasores. ¿Fue el primer lema político español de la edad contemporánea? Posiblemente.
Lo singular del caso es que los franceses querían imponer a España una cultura política tan avanzada como la de la Constitución. Eso sí, esta tenía un espíritu democrático que los franceses no iban a permitir en España.
La historia ya la sabéis: por el empecinamiento español (enteraos de cómo resistieron a los invasores los vecinos Zaragoza y Gerona, vais a alucinar) y las malas decisiones militares de Napoleón (que intentó invadir Rusia), los españoles acabaron expulsando a los franceses. Volvió el rey Fernando VII y... bueno, esa es otra historia. La cuestión es que entre una cosa y otra, ahora seguimos hablando español, y no francés.
Por lo que respecta a nuestra frase, con el paso de los años la expresión cambió de significado, aunque algo de su esencia ha quedado: seguro que habéis oído a alguna persona mayor decir «¡Viva la Pepa!» cuando describe un momento de algarabía callejera, de desorden feliz, de alboroto festivo.