Otra mayoría ya no parece una quimera

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

RAMON LEIRO

El 26J impulsa las velas del PPdeG de cara a las autonómicas al invertir su ciclo descendente frente a un PSdeG que intenta rearmarse ante una marea que quizás tropezó con su techo

03 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No ha cambiado mucho la radiografía política del país con las generales del 26 de junio. El PP se afianza como primera fuerza, el minifundio político forma parte del paisaje y los procesos de investidura son un rompecabezas. No obstante, las pequeñas variaciones registradas en la distribución del voto permiten extraer algunas lecciones de cara a las elecciones gallegas, que se podrían convocar el próximo mes de agosto. Que el bipartidismo resista razonablemente bien, debido sobre todo al rearme del PP, y que la burbuja de la nueva política sufra un pinchazo, especialmente por los atajos y contradicciones en las que han incurrido Podemos y sus socios, refuerza la idea de que otra mayoría absoluta de Feijoo en Galicia ya no parece una quimera.  

Partido Popular

RAMON LEIRO

El cambio de ciclo es un hecho. El PP gallego se alzó el pasado domingo con un porcentaje de voto del 41,5 %, casi cinco puntos por debajo del margen del 46 % que cimentó las dos mayorías absolutas de Feijoo en Galicia. No obstante, los conservadores obtuvieron el 26J una mayoría absoluta de diputados, 12 de 23, y rompieron con el ciclo descendente iniciado tras la llegada de Rajoy a la Moncloa. Es evidente que el 41,5 % no sitúa al presidente de la Xunta ante una tercera mayoría absoluta, pero lo acerca mucho más a esa perspectiva que los márgenes del 35 y el 37 % firmados por el PPdeG en las europeas del 2014 y en las generales del 2015, respectivamente. La mayoría, si no absoluta sí muy sólida, ya no es un imposible para un partido que fue capaz de movilizar a los suyos. 

Partido socialista

ANGEL MANSO

El rearme de las primarias como punto de partida. El PSdeG afrontó las generales del 26J en una posición muy delicada: con un boquete abierto en su liderazgo y desplazado por En Marea como segunda fuerza política. Las veces que el PSdeG tocó la presidencia de la Xunta se movía en márgenes del 30 % del voto, muy lejos del 20,6 % obtenido por Pachi Vázquez en el 2012 o del 22,5 % del pasado domingo. Los resultados no dan para hacer grandes alardes, pero si algo positivo sacó el PSdeG del 26J con vistas a las autonómicas es la activación del partido a través de las primarias que hicieron despegar a Leiceaga como candidato a la Xunta. Eso, unido a la recuperación de la condición de segunda fuerza, lo vuelve a colocar como alternativa a Feijoo.

En marea

Álvaro Ballesteros

Un colapso derivado de sus contradicciones internas.  Podemos cimentó la coalición electoral En Marea básicamente sobre el descontento que trajo la crisis y los restos deslavazados de Alternativa Galega de Esquerda (AGE), invento exitoso en su debut del 2012, con Beiras de referente, pero mal solidificado, lo que provocó que el 33 % de sus diputados abandonaran la casa para irse al Grupo Mixto. En Marea tomó atajos nefastos como la renuncia, por dos veces, a ratificar sus candidaturas mediante primarias, tragando así con la entrada por la chimenea en las listas de Yolanda Díaz, que era la persona que repartía el juego en el Parlamento gallego. La deficiente gestión local en las ciudades que gobiernan y la sumisión absoluta de En Marea a Podemos en el grupo parlamentario o ser incapaz de dictarle una agenda gallega a Pablo Iglesias, aumentaron la sensación de aldraxe e hicieron el resto. Podemos ignoró a Copérnico creyéndose que el Sol gira alrededor de la Tierra. Y se llevó un chasco por abonarse a lo viejo que intentaba combatir. Está por ver si de cara a las autonómicas cambia su rumbo, pero todo indica que de tanto querer asaltar el cielo Podemos y sus socios se encontraron con su techo. 

Ciudadanos

Un partido lastrado por la sensación de ser burbuja. Quizás tenga más que ver con la ley D’Hont que con su origen barcelonés el hecho de que Ciudadanos resistiera mucho mejor en los territorios de la antigua Corona de Aragón que en los de Castilla, donde perdió ocho escaños, entre ellos los tres de Castilla-La Mancha o el que logró el 20D por A Coruña. Galicia es una asignatura pendiente para el partido de Albert Rivera, que no se sabe bien si entiende o no quiere entender una tierra donde, como sede central, eligió un local situado en la compostelana avenida de Ferrol que había dejado en desuso una inmobiliaria tras el pinchazo de la burbuja. Que su escaparate solo dejara ver globos hinchados de color naranja era materia para el chiste fácil y que pone en evidencia que C’s es un partido sin latido autóctono, dirigido con mando a distancia desde Barcelona. Su ser o no ser en Galicia va a depender de que deje de ser un partido hueco y sin programa antes de los comicios autonómicos.  

Bloque nacionalista

Pelea vital contra la barrera del 5 %. El BNG quedó dos puntos por debajo de la barrera del 5 %, lo que lo dejaría fuera del Parlamento gallego. En las autonómicas no tiene grandes perspectivas de salir de este hoyo, salvo que los nacionalistas asuman que la confianza dada a En Marea fue improductiva para sus fines (demandas gallegas y cambio político). El futuro del BNG va a depender de su habilitad para asentar esta idea.