Raimundo Viejo: «Hay una voluntad de dar la sensación de que lo que ha llegado es un caos»
ELECCIONES 2016
El concejal por la candidatura de Ada Colau cree que también «Galicia está experimentado un cambio muy profundo»
31 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Raimundo Viejo (Vigo, 1969) es politólogo, profesor en la Universidad de Gerona e ideólogo de Podemos. Y, aunque la abandonó en el 2002, siempre ha estado vinculado a Galicia, pues desde Suiza primero y después desde Barcelona militó durante años en colectivos ciberactivistas como Indymedia. A partir de l día 13 será también concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, elegido en la candidatura de izquierdas que llevará a Ada Colau a la alcaldía.
-¿Qué consecuencias tendrá para España una Barcelona gobernada por Ada Colau y un Madrid gobernado por Manuela Carmena?
-De entrada, lo mismo que un Syriza en la UE. Nosotros somos los continuadores de una oleada de protestas que vienen de la Primavera Árabe, de la plaza Sintagma, del 15-M...
-Syriza ya empieza a tener a parte de su electorado descontento.
-Sí, claro, porque ahora viene la realidad. Es muy importante que la gente no solo se ilusione, sino que también se involucre. Esto es algo que el gobierno local permite mucho más que el estatal, por ejemplo. Nosotros queremos implicar a la ciudadanía en el gobierno para que vea la dificultad que tiene todo esto. No hay nada dado, no nos van a regalar nada, lo único que hemos hecho es empezar. Ahora hay que ganar la voluntad ciudadana para el verdadero cambio político.
-De momento, ya ha dimitido la cúpula de la Guardia Urbana de Barcelona.
-Me parece una irresponsabilidad institucional. Creo que puede existir una voluntad de generar una situación de ingobernabilidad, de dar la sensación de que lo que ha llegado es un caos, de que no va a haber seriedad. Sabemos que no nos lo van a poner fácil, esto es un ejemplo. Artur Mas aún no ha llamado a Colau para felicitarla.
-¿Cuál es el partido que más papeletas tiene para pactar con BComú?
-Hasta el último día no se tomará una decisión definitiva. Pero lo que es seguro es que se consultará con la ciudadanía y, a través de una votación, podrá expresar si está de acuerdo con los pactos.
-Uno de los puntos estrella de BComú son las ayudas de 600 euros a personas que están por debajo del umbral de la pobreza. ¿Lo cree viable?
-Totalmente. Barcelona está saneada económicamente, su problema es la distribución de la riqueza. En los últimos cuatro años, con Trias, se ha acelerado el mal reparto de la riqueza. Tanto que la diferencia entre la esperanza de vida entre el barrio más pobre y el más rico ha aumentado hasta ocho años. Esto es lo que hay que cambiar y para ello hace falta una política fiscal redistributiva.
-¿Cómo valora los resultados de las municipales en Galicia?
-Galicia está experimentando un cambio político muy profundo. El primer movimiento tectónico empezó con AGE, Anova... Ahí ya pasaba algo. Podemos obtuvo su mejor resultado de toda España en San Paio de Navia, Vigo. Las encuestas de Podemos en los últimos meses para Galicia han sido muy buenas y ahora vemos cómo han dado la vuelta tres de las grandes ciudades: A Coruña, Santiago y Ferrol.
-¿Es un síntoma de cambio?
-Para mí, sí. La Marea Atlántica empezó muy pronto, antes que otros procesos municipalistas. Hay mucha gente que se unió a ella cuando Colau se puso al frente de Guanyem. Es para sacarse el sombrero. Algunos llevábamos muchos años, incluso desde el extranjero -yo viví en Suiza cuatro años-, viendo cómo en Galicia había importantes redes activistas.
-¿Habrá un acercamiento entre Cataluña y España ahora que Carmena está en Madrid?
-El 15M ya gritaba eso de «Barcelona, no estás sola» desde la plaza del Sol. Carmena entiende muy bien que hay una Europa metropolitana, constituida de ciudades, sin la cual no va a haber Europa. La Europa de los estados-nación fracasó porque cada uno tiró más en su propio beneficio. El municipio es el único nivel de gobierno que obliga a la proximidad. En Compostela, donde yo viví mi juventud, sales a la calle y te encuentras a todo el mundo. Sin esos vínculos comunitarios, no hay posibilidad de reconstitución de un pueblo que decide.