Pedro Sánchez pasa al contraataque

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

benito ordoñez

El líder socialista asegura que Podemos y Ciudadanos han renunciado a ganar las elecciones a Rajoy y solo se dedican a dañar al PSOE porque es la única alternativa

10 dic 2015 . Actualizado a las 09:34 h.

Es el candidato que está en el ojo del huracán. Pablo Iglesias y Albert Rivera tratan literalmente de destrozarlo para morder en su potencial electorado por la izquierda y por la derecha respectivamente. Le dan por finiquitado. Mientras, Mariano Rajoy ve con tranquilidad cómo las fuerzas emergentes dirigen su arsenal contra los socialistas. Por eso, Pedro Sánchez ha decidido salir al contraataque, teniendo en cuenta además el traspié que sufrió en el debate a cuatro. En los diez días de campaña solo le queda aumentar el diapasón de sus críticas a sus rivales, incluso verbal como hizo en el mitin de A Coruña, y la última bala del difícil cara a cara que le espera frente a Rajoy.

El líder socialista denunció ayer que Ciudadanos y Podemos han renunciado a ganar al PP para centrase en «dañar al PSOE». Acusó directamente a la formación morada de ser capaz de dejar que gobierne Rajoy con tal que no lo haga él, y a la naranja, de permitir que el presidente del Gobierno repita si le salen las cuentas a «las dos derechas».

Tripartito contra Sánchez

Frente a los que han desistido a ganar, reiteró el mensaje central de su campaña: el único voto útil para que se produzca el cambio y poner fin a «cuatro años más de resignación y de Rajoy» es el socialista. «No votar al PSOE es regalar el voto al presidente del paro, la desigualdad y la corrupción», insistió. A diferencia de los nuevos partidos, dejó claro que su adversario es el PP. «Si todos están contra Sánchez, algo estaremos haciendo bien», afirmó. Desde Ferraz transmitían el mensaje de que existe un «tripartito» PP-Ciudadanos-Podemos cuyo objetivo es destruir a Sánchez, porque es la única alternativa de gobierno real a Rajoy.

Felipe González también ha entrado a fondo en la campaña con el objetivo de desacreditar a Podemos, al que acusó ayer de formar una pinza con los populares para que no gane el PSOE las elecciones, similar a la que pusieron en marcha Aznar y Anguita contra él en los años noventa.

Aunque de puertas afuera el PSOE dice que no va a variar de táctica, lo cierto es que emite señales de que sí lo está haciendo y no solo por el contraataque de Sánchez contra los emergentes. Cuando no se ha cumplido todavía el ecuador de la campaña, ha cambiado su lema, que ha pasado de «Un futuro para la mayoría» a «Un presidente para la mayoría» para focalizarla más aún en la figura de Sánchez, en busca de los votantes críticos con la gestión del PP y los que aún dudan entre votar a las nuevas formaciones o a los socialistas. El propio secretario general hizo autocrítica al admitir que tiene que mostrar más naturalidad en los debates y que será algo que intentará mejorar en el cara a cara.

Por segundo día consecutivo sus rivales cargaron contra Sánchez. Iglesias volvió a tirar con bala al señalar que al PSOE, que está pasando un momento «muy difícil», le iría mejor si a los debates fueran Susana Díaz o Felipe González, del que por otro lado dijo que debería ser más respetuoso con su propia imagen, ya que se está convirtiendo en una «caricatura de sí mismo».

Edificio en ruinas

En la misma línea se pronunció Rivera, que aseguró que José Luis Rodríguez Zapatero y Sánchez han dejado el edificio del PSOE en ruinas. Contestaba así a González, que dijo que Ciudadanos es un «edificio a medio construir». El líder de Ciudadanos aseguró que el expresidente ha entrado también en la «operación salvar al soldado Sánchez».

Mientras Rajoy rebajaba ayer el tono contra Sánchez, sabedor de que el desgaste del PSOE favorece a su principal adversario que es Rivera, Soraya Sáenz de Santamaría le advertía de que no puede cargar contra Podemos mientras es su «rehén» en los ayuntamientos. Además, criticó lo que consideró actitud machista de Pablo Iglesias por sus alusiones a la operación Menina, el supuesto pacto del PP con Ciudadanos para hacerla presidenta, porque si el vicepresidente fuera un hombre «seguro que no diría operación menino».