El «Galatea» y la Formación Profesional

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

EDUCACIÓN

JOSE PARDO

30 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un reciente documental con la azarosa historia del que fue buque escuela Galatea y luego Escuela de Maniobras en la Base Naval de A Graña en Ferrol, y que hoy —recuperado como Glenleev— está acoderado en los muelles de Glasgow, me hizo recordar algún hito de aquella formación profesional. Una FP que en el caso de la armada y el buque escuela Galatea va asociada también a la Escuela de Transmisiones y Electrónica de la Armada (ETEA), y que se extendió a la cooperación de todas las fuerzas armadas con la Formación para Adultos del PPO en los años 60.

El documental llegó con la aprobación, con el ya tradicional y único voto en contra del PP, de una ley de formación profesional. Una enseñanza necesitada de renovación, como se desprende del fuerte incremento de sus estudiantes en los últimos años, aunque España se mantenga 11 puntos por debajo de la media de los países de la OCDE, y a pesar de que la oferta de empleo para titulados de FP se haya incrementado un 43 %.

Si bien el papel de los seminarios y de la Iglesia católica en el acceso a los estudios civiles de grado medio y superior —sobre todo en el mundo no urbano— forma parte reconocida de nuestra historia, menos enfatizado y reconocido es el importante papel desempeñado por la formación profesional en los tiempos de la dictadura.

Una formación profesional que desde los años 50 contribuyó a la industrialización y a la nueva configuración social de España. Desde aquellas Escuelas Sindicales de Formación Profesional Acelerada creadas en 1957, hasta el desarrollo de las Escuelas de Maestría —con su origen en las Escuelas de Trabajo de 1928— y las Universidades Laborales, creadas en 1955, al modo de la Universidad del Trabajo (1902) de Charleroi (Bélgica) por el Ministerio de Trabajo y las Mutualidades Laborales. Complementado todo ello con el programa de Promoción Profesional Obrera (PPO) por las necesidades de mano de obra cualificada de los Planes de Desarrollo desde 1964.

Tiempos de predicar la igualdad de oportunidades, por más que las oportunidades en realidad nunca hayan sido iguales. Ni antes ni ahora. Lo que no niega el papel como ascensor social de la educación y la formación.

Formación profesional que entró en declive primero con la ley de Educación de 1970, y en los años 80 cuando el Gobierno, la patronal y los sindicatos acordaron que el Ministerio de Trabajo perdiera sus capacidades en la formación profesional. Al tiempo que los fondos de formación de las Mutualidades Laborales pasaron a ser gestionados por las organizaciones empresariales y sindicales. Lo que dio fin a las Escuelas de Maestría y a las Universidades Laborales donde durante 26 años, en 21 universidades de profesorado solvente, se llegaron a formar medio millón de alumnos. Con notable acierto. Mayor del logrado por las sucesivas fundaciones de gobiernos, sindicatos y empresarios desde entonces. Por más que hacerlo bien ahora, con la nueva ley de FP, no sea tampoco suficiente para hacer frente a la desigualdad.