Distinta, y cómo, es también la propuesta del CIFP Carlos Oroza de Pontevedra. Descubren todo un nuevo mundo a partir de algo tan normal, tan habitual y tan gallego como la camelia. «Conxuga un montón de atractivos e valores que temos que axudar a expandir». En colaboración con el Centro Fitopatolóxico de Areeiro y de algunos de los pazos que cuentan con auténticas joyas botánicas en forma de jardín, también se han atrevido a darle otros usos. Así que uno puede degustar una bica de camelia preparada por los estudiantes. O descubrir que todo el té del mundo sale de la camelia sinensis y probar los brotes salidos de uno de los pazos gallegos, Quinteiro da Cruz, que da cobijo a la que ya se conoce como a raíña do inverno. Y que de las semillas, aplastadas con una prensa traída de Japón, sale un aceite que supera el punto de quema del aceite de oliva. Se puede freír un huevo en aceite de camelia y a la vez cuidarse la piel, porque las geishas llevan siglos usando productos derivados de este extracto para acicalarse.
Son apenas tres ejemplos de lo que ya se puede considerar «la joya de cualquier sistema educativo de un país avanzado»: la formación profesional. Lo decía el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, durante la inauguración oficial del encuentro. Galicia tiene un 50 % más de plazas que antes de que estallase la crisis. Por segundo año consecutivo, hay más estudiantes matriculados en FP que en bachillerato. Y la inserción laboral de los titulados gallegos alcanza el 80 %. ¿El siguiente reto? La FP dual, que tiene en la actualidad 800 estudiantes y que es el futuro de un sistema en el que priman la calidad, la flexibilidad y el espíritu innovador. Lo demuestran estos días los 250 alumnos que explican los proyectos en los que tanto han trabajado.