La crisis, la flor de papel, una abogada y una arquitecta

ECONOMÍA

Anaquiños de papel

La crisis intentó atraparlas en la cárcel del paro, pero Beatriz y Cris optaron por montar su propia empresa

12 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis intentó atraparlas en la cárcel del paro, pero ellas -que pertenecen a una generación que sigue teniendo como principales salidas emigrar o apuntarse en la oficina de empleo- optaron por montar su propia empresa, que, por cierto, nada tiene que ver con sus estudios. Beatriz, de 34 años, es arquitecta; y Cris, de 32, abogada. La primera trabajó en varios estudios y también en el catastro. Hizo en Sevilla un máster en urbanismo y otro en rehabilitación arquitectónica. La abogada, con máster en contabilidad, trabajó en un despacho en su ciudad natal, Ourense, pero vio que por allí pasaban problemas de familias y de menores, de madres alcohólicas que perdían a sus hijos, que traspasaban las paredes del despacho para ir directamente a su piel: ¡Dios mío, no soy capaz de no involucrarme!

En esa época una de ellas recuerda a un jefe que era un vampiro energético -¡horror! -, aunque no parece guardarle rencor. Cuando recuerda esa etapa se nota que ha pasado página. A partir de esas experiencias laborales vividas en una España al borde del colapso económico, estas dos jóvenes decidieron convertir lo que era un hobby en una empresa. Las figuras que tallaban en papel con sus manos fueron dando forma a su compañía. En el camino se encontraron a otros jóvenes que están entre los treinta y tantos y los cuarenta y tantos a los que, como a ellas, no les da miedo el emprendimiento. Su primeros pasos los dieron después de que alguien les recomendara aprender las cuestiones básicas de empresa: diseñar el modelo de negocio, ejecutar un plan de empresa y otro de comunicación, y tener en cuenta que hay que contabilizar el tiempo de trabajo de los jefes para analizar la rentabilidad de la compañía... Fue Cristina la que recibió todos esos inputs en la Fundación Ronsell, y es ella la que lleva el peso de la presentación de toda la documentación necesaria ante las Administraciones públicas. Con Hacienda tienen una relación especial. «Queremos dormir tranquilas». Así que religiosamente presentan todos los justificantes ante el departamento del ministro Cristóbal Montoro, que no suele tener muy en cuenta si ese mes a los jóvenes emprendedores les ha ido bien, mal o regular.

Entre los clientes de Anaquiños de Papel, que así se llama su empresa, están compañías de otros jóvenes (Luz Verde Eventos, Little Moments by Anna&Lola, Vip Comunicación) y de otros no tan jóvenes (Inditex y Pili Carrera). Decoraron la pasarela de Madrid Fashion Show para la diseñadora Lorena de Dios.

Su saber hacer tiene un nombre concreto: origami, o el arte de plegar el papel hasta obtener figuras impresionantes. Desde coloridas flores con las que se componen vistosos ramos de novia hasta pantallas de lámparas de techo. Crean paquetes para regalos, invitaciones, figuras decorativas... La abogada es la más impulsiva; la arquitecta, la que tiene una clarividencia de lo que se puede llegar a crear con papel en el espacio. Si una es capaz de buscar empresarios a los que les pueda interesar su trabajo como decoración en las tiendas o en los escaparates, la otra sabe concretar lo que se puede hacer en aquel escaparate, en aquella pared, en aquel rincón o en aquel escenario. Sus trabajos ya han salido en publicaciones como Vogue, Cosmopolitan (edición de Oriente Medio) y Trendencias. Ahora están pendientes de que les salga un proyecto para una empresa con tiendas por toda España. Consistirá en hacer una figura especial de papel para cada una de las clientas que compre un bolso o una cartera. Si sale, el trabajo se les multiplicará y confiesan que tendrán que perfeccionar su sistema de organización. Pero no les da miedo.

Un dato: en Galicia 308.000 jóvenes con menos de 35 cotizan a la Seguridad Social, y cada vez son más los emprendedores. Por obligación, sí; pero con talento.