Ramón Sarmiento: «Los sindicatos no hemos conectado con el cambio sociopolítico en Galicia»

Soledad Antón García
Soledad Antón VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Oscar Vazquez

El próximo líder de Comisiones Obreras en Galicia promueve un proyecto de renovación profunda

17 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El día 19, cuando se cuenten los votos, no habrá sorpresas. Ramón Sarmiento se convertirá en el primer vigués en dirigir Comisiones Obreras en Galicia. Es el único aspirante a la secretaría general, después de que Maica Bouza decidiera retirar su candidatura e integrarse en la de Sarmiento. «Maica hizo un gran ejercicio de generosidad. No pidió nada», dice.

-¿Le costó mucho dar el paso de optar al cargo?

-No demasiado. Algunos compañeros me lo fueron sugiriendo y, en lo personal, me apetecía el reto. Pensé que el proceso no sería fácil por las tensiones internas, pero al final me encontré una sintonía que no esperaba.

-¿No puso condiciones?

-Alguna puse. La principal, que el ejercicio de cohesión y de generar consensos para ganar los congresos previos no podía ir en detrimento del proyecto. Y lo que planteamos es un proyecto de cambio profundo. No es un ejercicio cómodo porque vamos a sacar a una parte de la organización de la zona de confort y los cambios siempre generan resistencia. Cambios no solo en lo organizativo, sino incluso en la orientación político-sindical.

-¿A qué se refiere?

-En los últimos años se ha producido en Galicia un cambio sociopolítico importante, con el que los sindicatos no hemos sido capaces de conectar. El mundo sindical tiene que hacer ofertas nuevas que en otros ámbitos han sido bien acogidas. Nos están diciendo que se espera más de nosotros.

-¿Es esa falta de conexión lo que hace que muchos trabajadores den la espalda a los sindicatos?

-No creo que nos den la espalda, lo que pasa es que han modificado sus demandas. Hay ámbitos nuevos en el mundo del trabajo en los que las centrales no tenemos el pie metido. Por ejemplo, el de los precarios, el de los jóvenes, el de la gente que se cambia de sector o de empresa casi cada mes, cuando no cada semana. Los sindicatos somos muy eficaces en un escenario más tradicional de plantillas estables, convenios colectivos... Pero cada vez son más las personas que no tienen convenio de referencia ni empleo fijo, ni expectativa de crecimiento en torno a un oficio. Ahí es donde nos faltan respuestas.

-¿No estarán fallando en la ausencia de unidad sindical? El Primero de Mayo es un ejemplo.

-Sin duda. Pero la unidad sindical, que es crucial, no puede ser un eslogan. Tiene que haber detrás una oferta concreta. Comisiones está muy comprometida en sumar. En esa línea vamos a trasladar a UGT y a CIG una propuesta en el ámbito de la negociación colectiva. Y sí, es cierto, hay una mayoría de trabajadores que no se sienten cómodos teniendo que escoger a qué manifestación van.

-¿Cuáles son sus prioridades?

-Para empezar, más transparencia, tanto interna como externa. Abrir puertas y ventanas. Ser eficientes en la respuesta al colectivo de precarios y parados. Y todo partiendo de la base de que los verdaderos dueños del sindicato son los afiliados, y la organización, una herramienta a su servicio. Habrá propuestas transgresoras. La política de comunicación la llevarán los compañeros de juventudes. Los jóvenes tienen que participar en cuestiones estratégicas. Queremos conectar generaciones; no jóvenes con veteranos, sino un joven concreto con un veterano concreto.

«Portugal siempre estuvo ahí, lo que pasa es que ahora hace las cosas bien, y Galicia no»

Ramón Sarmiento (1974) es un sindicalista bregado en el naval -«la última vez que cogí el soplete fue en el 2013», dice-, sector al que sigue vinculado porque, recuerda, solo está «de excedencia» en Barreras, donde entró a trabajar con 20 años. Con 22 ya estaba en el comité. La lucha obrera le venía de cuna, ya que su padre también fue sindicalista. En el 2004 se incorporó a la estructura orgánica de Comisiones, como responsable del naval en Galicia.

-¿Cree que es un sector con futuro?

-Si supera algún problema estructural, desde luego. Lo primero que tiene que plantearse es qué quiere ser de mayor, qué estrategia tiene que seguir. Lo sorprendente es que a un sector tan dependiente del compromiso político y las ayudas públicas no se le exijan algunos deberes por parte de la Administración. Se impone fijar una estrategia colectiva y el que quiera jugar al margen que lo haga con todas las consecuencias y se quede a la intemperie.

-¿Cómo va a afectar al empleo la industria 4.0?

-El que quede fuera de la nueva realidad económica va a tener un problema. Y Galicia está quedando fuera de forma palmaria. Feijoo ya empieza a reconocer que tiene dificultades para atraer inversión. Si sumamos el problema demográfico, tenemos un cóctel complicado.

-¿Y encima Portugal?

-Siempre estuvo ahí. La diferencia es que ahora está haciendo bien las cosas, y Galicia no.